Conduciendo desde la Estación de San Roque a Sevilla antes del amanecer dos noticias me han llamado la atención. Dos asuntos diferentes pero con un elemento en común: el mal proceder de un representante público. La primera peripecia la protagoniza la secretaria de Estado de Cooperación Autonómica y Local, Rosana Navarro, que disfrutó del Carnaval de Cádiz el año pasado a costa de los impuestos pagados por los vecinos de la ciudad, según ha informado la Cadena SER. La entonces alcaldesa del PP, Teófila Martínez, invitó a su compañera del Partido Popular a pasar tres días de fiesta y la cuenta la pagaron los gaditanos. Resulta que el actual regidor, José María González ‘Kichi’, se reúne hoy con la representante del Ministerio de Hacienda para renegociar la importante deuda que tiene el consistorio. A ver qué le dice la señora Navarro… Al menos debería devolver de su bolsillo lo que le costó al Ayuntamiento su estancia carnavalesca. Tanto predicar austeridad para los demás no permite la manga ancha para una misma. Le toca ahora dar trigo. Su propio trigo.
La segunda peripecia se localiza en Jaén. Se ha distribuido una grabación de un concejal capitalino del PP, Juan Carlos Ruiz, insultando a un bombero. El edil, responsable de Seguridad Ciudadana, Tráfico y Transporte, es reincidente: la semana pasada le cayó una multa por insultar a policías nacionales durante la pasada Feria de San Lucas. (Eso sí, la penalización ha sido de sólo 50 euros impuesta por sus colegas del PP de la Subdelegación del Gobierno, por debajo incluso de las recogidas en la ley mordaza aprobada por en solitario por el Gobierno de Rajoy para casos de falta de respeto a las fuerzas de seguridad del Estado). No parece que pueda continuar en un cargo público una persona con tanta incontinencia verbal. Más allá de las disculpas del susodicho, es de esperar que el alcalde de la ciudad, Javier Márquez, lo remueva de sus funciones si es que no deja antes el acta por iniciativa propia. A un cargo público se le exige no sólo capacidad, honestidad y dedicación, también saber comportarse para dignificar a la institución a la que representa. Y este concejal ha hecho gala de una ausencia absoluta de moderación y temple, con unos modos de proceder incompatibles con el puesto que ocupa.
Foto.– Europa Sur. Rosana Navarro y el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz.