Palabras

Ten cuidado con las palabras,
incluso con aquellas milagrosas.
Para las milagrosas hacemos lo mejor posible,
a veces se enjambran como insectos
y dejan no una picadura sino un beso.
Pueden ser tan buenas como los dedos.
Pueden ser tan confiables como la roca
sobre la que apoyas tu trasero.
Pero también pueden ser tanto margaritas como moratones.

Aún así, estoy enamorada de las palabras.
Son palomas que caen del techo.
Son seis naranjas sagradas posadas en mi regazo.
Son los árboles, las piernas del verano,
y el sol, su apasionado rostro.

Aún así, me fallan a menudo.
Tengo tanto de lo que quiero decir,
tantas historias, imágenes, proverbios, etc.
Pero las palabras no son lo suficientemente buenas,
las equivocadas me besan.
A veces vuelo como un águila,
pero con las alas de un gorrión.

Pero intento tener cuidado
y de ser suave con ellas.
Las palabras y los huevos deben ser tratados con cuidado.
Una vez rotos,
son cosas imposibles de reparar.

Anne Sexton

Frontera (Tú / Yo)

Al amor respondes con un catálogo de desgracias

Soy la primera que conoce los problemas

Yo estoy buscando un futuro mejor Tú buscas impactar a los blancos

Has cambiado las palmeras por los asesinatos En todos tus poemas hay personas que mueren Yo no sé cómo la muerte va a darnos un futuro mejor

Yo te hablo de amor Y tú respondes con los disturbios en Jamaica

Dices que mi amor viene de las películas románticas

Pero es que tus disturbios vienen del noticiero Y posiblemente de Wikipedia

No nos separa la historia Sino la historia que tú estás contando

Es que el amor no te da una buena historia El amor de los negros es igual al de los blancos

Eres tú quien busca la distinción

Guillermo Molina Morales

Mañana

Cuando yo muera, amado mío
no cantes para mí canciones tristes
olvida falsedades del pasado
recuerda que fueron solo sueños que tuviste

¡Qué falsa invulnerabilidad la felicidad!
¿Dónde estará ahora?, ¿dónde estará mañana?

Cuando yo muera, amado mío
no me mandes flores a casa
no pongas rosas sobre el mármol de mi fosa, no.
no escribas cartas sentimentales que serían solo para ti

Cuando yo muera mañana, mañana, mañana
habrá cesado el miedo de pensar que ya siempre estaré sola
que ya siempre estaré sola
mañana.

Ana María Moix

Solsticio de invierno (1)

No te distraigas:

                         alcanza aquella ola,

ese reflejo en la cima del planeta.

Cabalga sobre el rayo,

                                   rompe las bridas,

lleva tu cuerpo hasta esa curva

donde las yeguas se desatan.

En esta última playa

abandona tu pequeño aliento.

El relámpago gobierna todas las cosas.

Diego Roel

Voz

Tu voz contra el atardecer.
El viento empuja
                              sobre el cristal
las ramas de los altos encinos.

Tu voz llena el espacio.
Y no hay instrumentos
                                        para tu canto.
Tu voz dibuja signos en el viento

La noche
va bordeando en silencio
                                        ese núcleo
donde la luz se detiene todavía
mientras tu voz,
                              tu voz sola
borra el instante.

Elsa Cross

Alguien grita de pronto…

alguien grita de pronto
que no

que ni entonces ni ahora

que por el contrario

que está buscando algo
y no lo encuentra

que no es mejor así
que muy a su pesar

que es triste el aire
de diminuto adiós

que no importa
ignorar o saber

que ya no ve la hora
que hace milenios

y también segundos

cansado está de mirar

por la ranura
de los sentidos

animal de baldío

viento apretado al sexo

cal de la disolución

cosas así

nada se mueve
en la cámara nupcial

el abismo
no tiene biógrafo.

María Negroni

Mi primer bikini

Sólo yo sé cuándo sobrevivimos. 
Lo sé porque mis dedos 
se transforman en lápices de colores. 
Lo sé porque con ellos 
dibujo en las paredes de tu casa 
mujeres con rostro de epitafio. 
Porque, a la caricia de la punta, 
comienza el derrame de los cimientos 
formando arco iris en la noche. 
Porque, al escribir testamentos 
en el suelo, se remueven las vísceras 
de azúcar, y trepan tus raíces. 

Grabo versos de colores fríos 
en tu piel, de arquitrabe a basa, 
y les llueve y los diluye, y compruebo 
que la lluvia suena como hacen al caer 
las canicas brillantes y naranjas 
que cambiaba en el patio del recreo, 
poco antes de calzar mi primer bikini. 

Hoy guardo las canicas, como un apagado 
tesoro, en los huecos de otras espaldas. 

Pinto también en la terraza de enfrente 
un jardín de lápidas cálidas y hermosas. 
Trazo como una medusa de bronce, 
un paraíso de cadenas hendiendo en mantillo 
el valle diminuto que proclama que es frágil 
y sin embargo, dirás tú, sobrevive.

Elena Medea

Primera casa

Todo lo que fui olvidando
lo recuerda mi cuerpo por mí.

El pozo, el túnel, el
botón de arranque.
Pura demo(n)stración.

La unidad familiar comienza con el ruido de un cuerpo.

Con ellos tengo este puente y su lenguaje secreto.
Nada más sabio hay que sus brincos y maullidos,
la espuma de sus olas ilumina nuestros pies.

En cuanto mis caderas avanzan por esa casa
la derecha masca la pertenencia,
la izquierda aprende a refundarse.
Las líneas de mi frente hacen      todo lo contrario,
riega el vientre la flor de la división.

A toda casa se ingresa siempre a través del cuerpo.

Qué más quisieras que un poema se escribiese con estos dedos
capaces de ir y pulsar teclas tan altas.

Umbral, resorte, código.
No con la inteligencia, ahora.
Con las manos.

Yolanda Castaño

Los amantes

La carn vol carn.
Ausiàs March


«No había en Valencia dos amantes como nosotros.

Ferozmente nos amábamos de la mañana a la noche.
Lo recuerdo todo mientras tiendes la ropa.
Han pasado años, muchos años; han pasado muchas cosas.
De pronto aún me atrapa aquel viento o el amor
y rodamos por el suelo entre abrazos y besos.
No comprendemos el amor como una costumbre amable,
como una costumbre pacífica de cumplidos y telas
(y que nos perdone el casto señor López-Picó). 
Se despierta, de pronto, como un viejo huracán,
y nos tumba a los dos en el suelo, nos junta, nos empuja.
Yo deseaba, a veces, un amor educado
y el tocadiscos en marcha, negligentemente besándote,
ahora un hombro y después el lóbulo de una oreja.
Nuestro amor es un amor brusco y salvaje,
y tenemos la añoranza amarga de la tierra,
de andar a revolcones entre besos y arañazos.
¡Qué queréis que haga! Elemental, ya lo sé.
Ignoramos a Petrarca e ignoramos muchas cosas.
Las Estancias de Riba y las Rimas de Bécquer.
Después, tumbados en el suelo de cualquier manera,
comprendemos que somos unos bárbaros, y que esto no puede ser,
que no estamos en la edad, y todo esto y aquello.

No había en Valencia dos amantes como nosotros,
porque amantes como nosotros se han parido muy pocos.»

Vicent Andrés Estellés

Daño nº 18

Creer que estás embarazada

Querer sexo (querer que quieran sexo
contigo) pero pasar el viernes sola

Ponerte en el pellejo de la hermana de Celan
que nunca apareció

Ver llorar a un anciano
que ha visto un reportaje en la televisión pública
sobre el abandono de ancianos; su triste párpado
               de repente
chasquea

Ir al ginecólogo y decir
creo que estoy embarazada

Desmayarte de nervios y dolor; el doctor te hipnotiza
con su insulto feroz “no sé por qué, querida,
te duele tanto este dilatador: es
para vírgenes”

Decirle a tu madre
he ido al ginecólogo
porque creía que estaba embarazada

Ah, ¿ya mantenéis relaciones sexuales completas?
Y sin precauciones, estoy decepcionada

Ver que tu madre está decepcionada, tu
madre está
decepcionada

Ponerte en el pellejo de Celan
que jamás encontró a su hermana
imaginaria

Ponerte en el pellejo de Giséle porque
Celan intentó estrangularla porque
jamás encontró a su hermana
imaginaria

Querer gustarle pero él te dice
si quieres vamos a mi cuarto o a tu cuarto

Lleváis apenas 10 minutos
con los besos no te fías
de él

Querer sexo pero no fiarse

Ah, ¿pero querías algo auténtico?
Y sin precauciones, estoy decepcionado

Me dijiste que tenías el corazón atado
al tobillo

Lo siento lo solté un momento me dormí
y se me escapó

Es un desobediente
Muy mal muy mal pídele perdón al chico

Perdón

chico

Berta García Faet