


A los humoristas gráficos no les ha pasado inadvertido el impostado paseíto de Angela Merkel y Mariano Rajoy por el tramo final del Camino de Santiago. Tampoco a muchos de los presentes en la plaza del Obradoiro a su llegada: la pareja de peregrinos catódicos fue recibida con pitos y abucheos. Los medios de la derecha, en cambio, han presentado la visita de la canciller alemana como un espaldarazo al presidente y a sus políticas. Lo que traducido viene a ser la bendición de la que manda en Europa a los recortes de derechos y libertades y el desmantelamiento del estado del bienestar que ejecuta el PP y que se dirige con el mando a distancia desde Berlín y Bruselas.
Como recompensa por ser buen discípulo, Rajoy podría conseguir el pírrico trofeo de colocar a Miguel Arias Cañete como comisario y a Luis de Guindos al frente del Eurogrupo. Pírrico triunfo porque para contentar a su tropa de la gaviota el presidente del Gobierno ha tenido que postrarse ante Merkel y producir un enorme sufrimiento en amplias capas de la sociedad española. El beneficio del PP se traduce en la angustia de la mayoría. Frente a los movimientos de países como Francia o Italia pidiendo otra política más expansiva que apueste por el empleo y que supere la ortodoxia neoliberal del ajuste y el tijeretazo, Merkel se atrae a España a su redil por un par de sillones en la burocracia comunitaria.
El trueque le vendrá bien a Rajoy y a sus huestes pero perjudicará a la mayor parte de los españoles. Las recetas neoliberales no funcionan: tras casi siete años de crisis la economía europea, en especial la de la zona euro, sigue sin repuntar, estancada o, incluso, en el eufemístico crecimiento negativo de algunos estados que deberían ser locomotora. No parece que el rumbo sea el correcto… Y un par de cargos nos ciegan la visión del precipicio.
Viñetas.- Idígoras y Pachi y Ricardo, en El Mundo, y Sansón, en diario Sur.