Autoritas

No tuvo ayer Mariano Rajoy una jornada cómoda. Tras hacer un repaso de las ediciones digitales de los medios y de la tertulias radiofónicas de esta mañana, al presidente del PP se le amontonaron el trabajo y los desaires. Portazo de Eduardo Zaplana (se va de baranda de Telefónica, un chollazo); el fichaje antes estrella y ahora estrellado, Manuel Pizarro, se amotina, le dice que no quiere ni migajas ni limosnas y renuncia a ser vicepresidente de la Comisión de Economía del Congreso de los Diputados («yo no quiero nada, Mariano», le espetó a la altura de la yugular en los pasillos del hemiciclo sin disimulo y con Rajoy dando un pasito atrás y los fotógrafos ajustando sus objetivos); y otra rebajada de servicio, la diputada Ana Torme, colaboradora de Zaplana, dejó sobre la mesa un puesto de portavoz adjunta. Ángel Acebes, entre tanto, sonríe encantado de conocerse y también está esperando el momento para dar la espantá. Esperanza Aguirre ya ha clamado contra el viento por la fuga de cerebros liberales.

A Mariano le cuesta imponerse, demostrar su autoridad, se ha puesto demasiadas veces amarillo y no una sola vez colorao desde que perdió las elecciones. Es su estilo, suele nadar y guardar la ropa. Pese a estos sinsabores, por una o por otra razón, se le ha despejado el campo. Ha dejado fuera o se ha marchado la vieja guardia de Aznar, a la que él también pertenece. A la espera de que se celebre el congreso de junio, Rajoy podrá coger el timón de esta nave a la deriva y elegir el rumbo para esta legislatura. Ya se ha hartado de ser el muñeco del ventrilocuo.

Rajoy pierde los mandos por un día (El País)

Una diputada del PP reprocha a Rajoy ‘las formas’ de Rajoy en los cambios del Congreso (El Mundo)

Aguirre: «España no está sobrada de políticos de experiencia» (Efe)

El Camps(eador)

El Cid ganó su última batalla en Valencia. Mariano Rajoy quiere conseguir en esta ciudad levantina la última oportunidad para intentar ganar algo. En medio de todo el lío congresual que tiene entretenidos a los populares entre avales irregulares e invectivas liberales, emerge la figura de Francisco Camps, el Campseador, que desde la Albufera, como Rodrigo Díaz de Vivar, se ha convertido en el ariete de la oposición contra los infieles socialistas, en guerrero implacable contra los almorávides de Zapatero, en justiciero de causas perdidas.

Está aprovechando Camps el vacío de poder de su partido para presentar sus credenciales como tapado de Rajoy. Abandera la guerra del agua de la costa levantina, se alía con Cataluña para exigir una financiación que favorezca a las zonas con más renta, se declara rebelde a la asignatura de educación para la ciudadanía y, por último, en un alarde de deslealtad institucional (o de chulería política, según se mire), quiere aplicar en su comunidad un contrato de integración a los inmigrantes, el mismo que se sacó de la chistera Mariano Rajoy en plena campaña electoral, a pesar de carecer de jurisdicción para ello.

A los inmigrantes hay que exigirles el cumplimiento estricto de la legislación y punto. Como a cualquier nacional. Todo lo demás son zarandajas retrógradas y cuentos de la buena pipa. Sin ningún tipo de respaldo legal, el presidente valenciano pretende que los extranjeros respeten nuestras costumbres y nuestra escala de valores. ¡Como si fueran únicas! Y ésa es la pregunta del millón: ¿cuáles son unas y otras? ¿Vestir a las hijas de fallera, dormir la siesta o ir a misa de doce los domingos? Yo, como español, no comparto ni las costumbres ni los valores de la derecha. Si me voy a vivir a Valencia, ¿tendría que firmar ese contrato por rara avis?

Si el fondo es más que discutible, la forma ya no tiene un pase. La competencia para regular la inmigración reposa en la Administración central y parece descabellado hacer una normativa ad hoc en cada autonomía, lo que supondría convertir la regulación de este fenómeno en un auténtico galimatías.

¿Cómo habrían reaccionado determinados líderes de opinión o demiurgos de la palabra si la medida sale de la boca de Ibarretxe o Carod Rovira? Hablarían seguramente de la apocalipsis, de la ruptura de España, del envalentonamiento de los nacionalismos insolidarios ante la rendición de Zapatero… Este órdago de Camps es una muestra más de insumisión y de la falta de respeto a las reglas del juego democrático que marcan nuestra convivencia. Ése no es un buen camino.

A lomos de su Babieca y blandiendo su Tizona, el Campseador inicia la reconquista tras la debacle electoral del PP del 9 de marzo. ¡Mariano, que te mueven la silla! Y no es, precisamente, Esperanza Aguirre.

Financiación a la andaluza

Los temas más sensibles en política suelen ser aquéllos que afectan al reparto del dinero. Cada comunidad suele barrer para casa. Sus dirigentes se olvidan de las siglas y anteponen los criterios que benefician a sus territorios. En esta legislatura se va a revisar el sistema de financiación autonómica. Cataluña y Valencia, una dirigida por el PSC y otra por el PP, se han alineado para liderar el grupo de los ricos y Andalucía, como siempre, abandera el bloque de la solidaridad y la cohesión territorial. Una vez más, Andalucía se llevará el gato al agua. Así lo apunta Antonio Yélamo, en su artículo de hoy en El País:

«Una vez más, los socialistas andaluces están llamados a jugar un papel clave para encontrar la solución al embrollo que supone la próxima negociación sobre un nuevo Sistema de Financiación Autonómica. Molesto Zapatero con el PSC, por haber propiciado un acuerdo entre Cataluña y Valencia, a pesar de estar gobernada por el PP, rompiendo así claramente la unidad de acción, ha encargado a la secretaria de Política Autonómica, la sevillana Carmen Hermosín y a la del Área Económica, Inmaculada Rodríguez-Piñero la dirección de un grupo de trabajo en el seno del PSOE, integrado por responsables del Gobierno y del partido con el fin de fijar una posición común. Se optará por un modelo que se basará, fundamentalmente, en la corresponsabilidad fiscal, la suficiencia financiera para mantener el Estado de bienestar, la solidaridad y la cohesión. Todo, bajo el principio de la multilateralidad, esto es, sin que ninguna comunidad fije de forma bilateral con el Ejecutivo central su propio modelo. No hay que ser ningún adivino para determinar, por tanto, que estamos ante lo esencial que viene planteando el PSOE andaluz en contraposición a las tesis que mantienen sus compañeros en Cataluña. Así que, si nadie lo remedia, los del PSC van a tropezar con la misma piedra de siempre, esto es, con Andalucía, o, más bien, como ya se dice por Barcelona, con el poderoso lobby político andaluz… (más)».

Querer…

…y no poder. O no saber. O simplemente porque no toca, porque el destino juguetea con los sentimientos, porque la ruleta señala azarosa un camino divergente, porque el riesgo asusta ¡Quién sabe! Lo importante, lo duro, lo traumático es que no es. O no puede ser, ¿por el momento? Tengo una pareja de amigos (él y ella, es una aclaración banal, innecesaria) que han traspapelado las coordenadas del reencuentro, que no tienen sincronizados sus relojes vitales, cuyas brújulas señalan un norte distinto. Existe una poderosa fuerza magnética, empero, que los arrastra a compartir proyecto en el mismo sidecar. ¡Juntos y revueltos! Ahora, se hacen los fuertes, remolonean con la mirada perdida, se resisten a mostrar señales de debilidad, adoptan poses de felicidad forzada, se transmiten mensajes entre líneas casi indescifrables. En su interior bulle una insatisfacción que aguijonea el estómago, una infelicidad que ahoga en las noches de soledad, un regusto amargo que les impide saborear determinados momentos. No sé adónde se dirigen esos dos convoyes cargados de pasión, pero creo que coincidirán, más pronto que tarde, en una estación en la que sonará los acordes de M Clan por megafonía. ¡Suerte para los dos!

Evasión

Llego exhausto a este sábado por la tarde. A una semana de intensidad moderada en lo político, le he sumado varias internadas en la estepa (noctambuleo en la jerga de mi amigo Antonio) y nueve horas de actividad docente en un curso de experto sobre comunicación institucional y marketing político (cinco horas ayer tarde y cuatro esta mañana). En fin, que no tengo muchas ganas de escribir y sí de evadirme. La mejor fórmula para estos momentos de cansancio físico es el descanso. O quizá la risa. Por eso, mi entrega de hoy es un vídeo con cuatro spots publicitarios, en clave de humor, premiados en un certamen europeo. Espero que os guste.

P.D. para Zahira: Ha sido una cadena de malentendidos y unos por otros, la casa sin barrer. Un error imperdonable. Lo siento.

Espe no es liberal

Un discurso lo aguanta todo. El papel es sufrido y la benevolencia de un auditorio entregado hace el resto. En la guerra declarada en el seno del PP tras la segunda derrota de Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre, la apuesta de El Mundo y la Cope, se ha proclamado liberal irredenta y ha reprochado a su candidato perdedor el entreguismo a posiciones tibias, lo que algunos próceres de la palabra definen como el gallardonismo o coqueteo con Prisa y los socialistas.

El camino se hace andando… Y las etiquetas no se compran en supermercados. La presidenta de Madrid por mucho que lo pregone no es liberal. Su trayectoria política, su forma de entender la vida y su acción de gobierno la desmienten rontundamente. Espe es teocon, una mujer muy de derechas, radicalmente conservadora, con tics arcaicos y defensora de que la relegión tengan una presencia destacada en la vida pública.

Sus hechos la delatan. En algunos aspectos, Aguirre es incluso preconstitucional. No diferencia entre Estado (una comunidad autónoma es Estado) e Iglesia. Ésa es una de las grandes conquistas de la Constitución de 1978: la separación de lo político y lo religioso, de lo terrenal y lo divino. La presidenta de Madrid está cerrando colegios públicos para favorecer la apertura de centros de los Legionarios de Cristo, está desgastando la sanidad pública en beneficio de la privada… Y, por último, acaba de firmar un convenio con el Arzobispado para que los sacerdotes católicos tengan presencia en los comités de ética de los hospitales públicos madrileños.

No podemos pasar por alto una medida de esta gravedad y trascendencia, que supone como una vuelta al pasado, a la dictadura de las sotanas, el regreso del nacionalcatolicismo. Permitir que un representante de una religión pueda asesorar sobre conflictos éticos y morales en pleno siglo XXI no tiene un pase. El convenio ha de ser revocado por inconstitucional. La Iglesia cátólica, con Rouco a la cabeza, es una parte más de la derecha rancia y petrificada que pretende dirigir nuestras vidas. Y a Espe, que no es liberal, le viene bien en su juego. Va de retro.

Guerra del agua

El agua es un bien escaso. Y cada día un poco más. El cambio climático y el exceso de demanda merman las reservas de este elemento preciado e insustituible para la vida. Se pierden en los tiempos las disputas entre vecinos, poblaciones y territorios limítrofes por este recurso (el Tribunal de Aguas de Valencia es la institución de justicia más antigua de Europa). No es nueva esa rivalidad entre los que se creen propietarios de este bien público y los que aspiran a compartirlo.

Sí es novedoso, en cambio, el intento de usar el agua con fines políticos espurios. El PP, tras la derrota electoral en España y Andalucía, se ha aferrado a la guerra del agua como banderín de enganche frente a su crisis interna. En el fondo, pretenden desarrollar la misma estrategia empleada con la reforma del Estatuto de Cataluña en la legislatura pasada. Aprovechar el periodo de sequía que padece España para enfrentar a unos territorios contra otros, desgastar al Gobierno socialista y conseguir réditos políticos. Ha formado un frente reivindicativo levantino (Comunidad Valenciana, Murcia y Almería), con tres comunidades afectadas, para reclamar el trasvase del Ebro.

El futuro no pasa por el enfrentamiento, sino por el acuerdo, la solidadidad y la eficacia de las políticas.
El derogado Plan Hidrológico Nacional no es la solución. No es una simple afirmación retórica. La Unión Europea se mostró contraria al trasvase del Ebro por la inviabilidad del proyecto, la larga duración de las obras, la ineficiencia de la medida y el impacto ambiental. En cualquier caso, para Almería esta infraestuctura faraónica habría reportado 95 hectómetros cúbicos anuales. Ahora, con la desalación, se consiguen más de 300 hectómetros para la costa mediterránea andaluza. Con los datos en la mano, la posición del PP se desmorona, carece de fundamento, se basa en datos inconsistentes.

La derecha quiere usar la baza del agua para hacer politiquería. Saben que sus recetas se han quedado obsoletas, pero les interesa el ruido y la confrontación. Ya anuncian movilizaciones y protestas (¡Qué no pare la fiesta!). Es verdad que en el Levante español hay un problema serio, agravado por un modelo de desarrollo salvaje que está colmatando de hormigón las costas valencianas y murcianas, principalmente, pero la utilización de añagazas para alentar las bajas pasiones no alumbra el camino correcto. La irresponsabilidad de algunos no tiene límites. Siguen la técnica de dar palos al avispero. Ya ha empezado la campaña para el 2012.

Una casta

Unas palabras de Seymour Hersh, periodista a la vieja usanza y Premio Pulitzer en 1970 por destapar la masacre de My Lai en Vietnam, me llevan a una reflexión pesimista y negativa sobre la profesión. Dice Hersh, cuyas informaciones han puesto al descubierto las torturas de Abu Ghraib y los planes de Bush de atacar a Irán, en El País: «No entienden nada: hace 50 años eran de clase trabajadora, no iban a la universidad, sabían lo que le pasaba a la gente; ahora están muy bien pagados, viven en otro mundo; ser periodista hoy es una profesión elitista».

Este veterano reportero pone el dedo en la llaga, en uno de los males que ahogan el ejercicio del periodismo. Con la salvedad de que en España el profesional de los medios de comunicación no está bien pagado, salvo ilustres excepciones, le asiste toda la razón en detestar el elitismo que corroe los cimientos de este edificio. Los periodistas se creen (perdonad que use la tercera persona, me estoy borrando poco a poco del gremio) más que nadie, una especie de casta superior que construye la realidad social desde su elevada atalaya.

Toda generalización acarrea alguna injusticia. No todos son iguales, menos mal. Los periodistas ven el mundo desde una óptica arrogante, interaccionan en un hábitat particular y endogámico, sus preocupaciones están a años luz de los intereses de la inmensa mayoría de la audiencia. Los gurús de la información forman parte de un clan donde la altanería, el engreimiento y la inmodestia son comunes monedas de cambio. Sobra superioridad y falta vocación (también ocurre en los seminarios) y humildad.

No quiero parecer ni tremendista ni resentido. Durante años me ha apasionado la profesión, el relato de la actualidad. Supongo que aún quedan esperanzas de salvar a esta especie en peligro de extinción. El aburguesamiento del periodismo tiene antídoto. No será una tarea fácil. No hay que perder del todo la fe.

Poema con B.S.O.

Sin coraje

Me despido antes de conocerte,

no me atrevo a penetrar en ese mundo,

cálido y sugerente,

pero misterioso,

no quiero profanar lo que pudo ser

y no será,

me refugio en la cobardía,

fría e insulsa,

pero indolora,

espanto un sentimiento que me invade

y no quiero que me domeñe.

Un paso atrás

no es una derrota,

más bien una coraza

contra el sufrimiento.

Huyo como el gato escaldado,

aterrado y descompuesto,

pero sin tormento.

Y sin coraje.

MAV

Tres meses

No me refiero a un embarazo, sino a este blog, que cumple su primer trimestre. Cuando me lancé a esta modesta aventura en la red, me precipité en un universo desconocido e inabarcable. Hoy, he de reconocer que la blogmanía crea adicción, exige disciplina y te aporta algunas alegrías. No he fallado ningún día a la cita. Bueno, sólo uno, es la excepción que confirma la regla. Fue el 9 de marzo y tengo una buena coartada: era la jornada electoral. En fin, se puede perdonar esos novillos blogueros en fecha tan señalada.

Llevo publicados 143 posts, con una media superior a uno al día. Curiosamente, el más leído es el del estreno, con el título ‘ABC llama al orden a Arenas’. La difusión de este texto no ha gustado en ciertos despachos y me ha reportado efectos secundarios indeseados. Y es que algunos se molestan por el simple hecho de que se airee la verdad. Triste conclusión cuando los concernidos se dedican al noble oficio del periodismo.

En este periodo he escrito mucho de política, es mi vocación y una de mis pasiones. Quizá, demasiado, me estoy corrigiendo. No quiero aburrir a las ovejas. También he puesto al descubierto detalles de mi intimidad desde esta ventana, con contención, en reducidas dosis, claro. El pudor, la modestia y la discreción me inhiben de plasmar sin ambages mis emociones más profundas, mis pensamientos más personales, mis aficiones o mis cuitas diarias. Todo se andará, pero de momento no estoy preparado para ese exhibicionismo interior.

Lo que más me ha llamado la atención de esta experiencia bloguera es entrar a formar parte de redes sociales y el número de gente que te visita. Más de 6.700 entradas registradas en el contador en sólo tres meses. No podía imaginar tanto movimiento en la red, y menos por un sitio tan insignificante como el mío.

Merece la pena. Seguiremos en el tajo.