No se entiende la obsesión del Gobierno de Israel de hacer antipático a su país a los ojos de la comunidad internacional. En algunas ocasiones encuentran las coartadas perfectas para eludir el escarnio público ante sus atropellos y barrabasadas con sus vecinos, especialmente el pueblo palestino. Otras veces sólo lo ha sacado del atolladero su alianza con la Administración norteamericana, aunque en la era Obama han cambiado en parte las reglas del juego.
Esta madrugada la Armada del estado hebreo ha perpetrado una de las suyas. Los buques de guerra israelíes han atacado una flotilla compuesta por seis barcos con ayuda humanitaria para la franja de Gaza. La acción bélica se ha saldado con diez muertos (otras fuentes hablan de hasta 16 víctimas mortales) y una treintena de heridos. Si ya de por sí tiene poco sentido la oposición de las autoridades de Tel Aviv a que la ONG Cultura, Paz y Solidaridad llevara a Palestina diez toneladas de víveres y enseres de primera necesidad para un territorio donde la gente está pasando penurias y hambre, el uso de las armas resulta desproporcionado e intolerable. El bloqueo del Gobierno judío a la población palestina adquiere cotas inasumibles por la comunidad internacional y requiere una respuesta contundente, sin ambigüedad y con resultado práctico y palpable.
El comunicado oficial de las autoridades israelíes no resta un ápice de gravedad al asunto. Una simple nota lamentando el incidente no puede dar por cerrado el asunto. Entre otras razones, porque las disculpas insinceras han venido acompañadas de excusas de grueso calibre, como que los miembros del convoy humanitario pertenecen a “Hamás y Al Qaeda” y venían pertrechados con “fuego real, cuchillos y palos”. Estos pretextos no se sostienen en pie, es la vieja cantinela de siempre, que no convence a nadie. Acorazados militares amenazados por barcos de mercancías, es como si los pájaros disparasen a las escopetas.
Las razones de seguridad del pueblo de Israel, que se merece garantías y protección de su Gobierno, no supone un cheque en blanco ni manga ancha para todas las ocurrencias de la inteligencia y las fuerzas armadas de Tel Aviv. La Unión Europea, Turquía y España han criticado con dureza estos hechos gravísimos. El Ministerio de Asuntos Exteriores español ha llamado a consultas al embajador israelí como gesto de condena por lo ocurrido. Se hace necesaria una reacción firme e inequívoca de Obama. La pelota está ahora en el tejado de la Casa Blanca.
Vídeo.- Información de la cadena turca Sondakka Net.