El cambio hacia atrás

Esta noche estaré en la calle en la protesta convocada por los sindicatos contra la reforma laboral y los recortes. Me sobran los motivos para sumarme a la movilización contra una medida regresiva y agresiva contra los trabajadores y contra una sacralización del déficit público que está dando pie a ajustes brutales en unos servicios públicos que garantizan la igualdad de oportunidades. Nos venden desde el Gobierno de Rajoy que el decretazo es una pócima mágica para solucionar el problema más grave que tiene este país: el paro. Y para conseguir ese objetivo compartido por todos les da todo el poder a los empresarios y despoja de sus derechos al proletario (expresión en desuso y de otros tiempos como es una reforma que nos retrotrae al comienzo de la Transición). Despidos fáciles y baratos, la imposición de condiciones salariales y laborales al arbitrio del patrón y anula la negociación colectiva. ¿Cómo podemos tolerar semejante agresión sin manifestar nuestro descontento? Si  estamos en momentos de recesión, una reforma laboral que abarata el despido es la excusa perfecta para poner a más gente en la calle. Con despidos más baratos, con menos ayudas a los desempleados, con menos educación y sanidad públicas, con más impuestos y con futuros contratos con salarios más bajos, los trabajadores y las clases medias seremos cada día más pobres. Ése es el horizonte negro que nos espera si aceptamos sin más las medidas del Partido Popular. Su cambio es a peor, hacia atrás, un retrocambio.

Hace 32 años

Han pasado ya 32 años. Una mañana de 28 de febrero se levantó Andalucía con la ilusión de romper con su destino. Muchos balcones de los barrios obreros de nuestras ciudades y pueblos amanecían engalanados con la bandera blanca y verde de la esperanza y el compromiso con un futuro mejor. En mi casa colgaba la enseña andaluza, como en otras ocasiones durante los primeros años de la Transición, reivindicando nuestra capacidad para decidir por nosotros mismos. Los hombres y mujeres de esta tierra estaban llamados a votar (a mí me quedaban aún tres años para adquirir el derecho al sufragio). Sabíamos lo que nos estábamos jugando. Fue un referéndum plagado de obstáculos y trampas por parte de la derecha gobernante. Pero Andalucía se levantó, alzó su voz y superó el reto. Con cierto suspense. Almería no alcanzó en primera instancia el 50 por ciento de síes que exigía el draconiano mecanismo impuesto por el Gobierno de UCD. (Se exigía que en todas las provincias la mayoría absoluta de las personas censadas diera su apoyo a la vía del 151 de la Constitución o, lo que es lo mismo, el mismo nivel de autogobierno que las comunidades históricas, Cataluña, País Vasco y Galicia). Fue un rotundo triunfo político, un grito de liberación muy mayoritario, pero nos acostamos con la incertidumbre sobre si la enorme contestación andaluza se quedaría en saco roto por unas décimas en Almería. No paró la presión de los dirigentes de la izquierda andaluza, encabezados por el presidente preautonómico Rafael Escuredo. Se supo que el censo no había sido depurado y permanecían hasta personas fallecidas. El grito incontestable del pueblo andaluz, el éxito de la movilización social, junto al descubrimiento de las argucias de los entonces mandatarios del Gobierno para hacer descarrilar el proceso, nos condujeron inexorablemente a adquirir una autonomía de primera no sin esfuerzo y sufrimiento. Se imponía la lógica y el sentir de los andaluces. Desde entonces, con aciertos y con algunos errores, nos hemos ido ganando nuestro futuro. Un futuro que no podemos poner en riesgo el 25 de marzo. Aquéllos que se presentan como adalides del cambio no son más que ángeles exterminadores de nuestras conquistas.

Foto.ABC.

Nueva exclusiva de Wikileaks

Reproduzco el último post de Ignacio Escolar sobre la nueva exclusiva de Wikileaks y el significado social que tiene el trabajo desinteresado de esta organización de voluntarios. Tengo poco más que añadir ante otra filtración que de nuevo molestará e inquietará a los poderosos:

«Público difunde hoy la última gran exclusiva de Wikileaks. Los voluntarios de la organización fundada por Julian Assange han obtenido millones de correos electrónicos de la Stratfor Global Intelligence, la llamada CIA en la sombra: una compañía privada que elabora informes de inteligencia para los gobiernos, servicios de espionaje y grandes multinacionales de medio mundo. Junto a Público, que participa como único medio español, han tenido acceso a esta nueva filtración de Wikileaks otros 20 diarios progresistas de todo el mundo.

Como demuestra la información obtenida por Wikileaks, Stratfor es un canal de doble sentido: no sólo alimenta a los servicios secretos con sus informes sino que también se nutre de ellos. En los próximas días, Público contará la información más relevante contenida en estos mails y documentos: un material que, al igual que ocurrió con el cablegate, será molesto, incómodo y, por lo tanto, ninguneado y menospreciado por algunos que sólo verán en él “lo que ya sabíamos”. También volverá otra vez el debate sobre la privacidad y la información: si es legítimo difundir lo que sucede en las tripas del poder.

De la importancia de Wikileaks, de su transcendencia, da la medida el tamaño de sus enemigos. No es sólo la CIA. No es sólo el Pentágono, ni el Departamento de Estado, ni los aliados de Washington ni las agencias de inteligencia de medio mundo. Tras la publicación de los cables diplomáticos de EEUU, Wikileaks sufrió un bloqueo bancario extrajudicial, un boicot financiero internacional, que ha intentado silenciarla, estrangulando su financiación. El bloqueo ha funcionado bastante bien: Wikileaks ha perdido el 95% de sus ingresos, que dependían casi en exclusiva de las donaciones. Su imagen también se ha deteriorado en este último año, víctima de una campaña de desprestigio y de algunos excesos de su fundador. Pero ni siquiera así han conseguido detener el funcionamiento de esta organización de voluntarios, que sigue viva, a pesar de las permanentes zancadillas que, cada tanto, la dan por muerta y enterrada.»

Cuando te desnudas

CUANDO TE DESNUDAS
Carilda Oliver

Cuando te desnudas como la suerte
destinada,
como el milagro increíble de las minas,
estremecidos vamos
a ser toda la tierra.

Cuando te desnudas
como animal celeste, trascendido,
y yo soy ese pan que vas buscando,
esa rabia de augusta promoción,
y convergiendo raramente andamos
en lo mismo…

Cuando te desnudas,
di: ¿qué dioses especiales nos empujan
haciendo señas
de la vida?

Mal día para la democracia

El cierre de la edición impresa de Público constituye una mala noticia se mire por donde se mire. En primer lugar, porque una plantilla de buenos profesionales se suma a las listas del desempleo en un momento donde la inversión en medios de comunicación ha caído en picado y todas las empresas han acometido o están a punto de ejecutar planes de reconversión. Desde 2008, 5.000 periodistas han perdido su puesto de trabajo. El futuro laboral, por tanto, no es muy halagüeño para la mayoría. En segundo lugar, porque el pluralismo mediático se resiente. La única cabecera de papel de tendencia eminentemente progresista (y crítica con todo lo indeseable en el espacio público sin atender al color político) desaparece de unos quioscos copados por la ideología conservadora. Menos opciones donde elegir, más posibilidades que se asiente el pensamiento único ultraliberal que avanza inexorable a lomos de una crisis creada por ellos y su codicia. Y en tercer lugar, porque una democracia es más pobre y más débil cuando cierran medios o cuando éstos son gregarios del poder o de grupos de presión. Si los poderosos no tienen contrapesos democráticos, la tentación de hacer y deshacer a su antojo y sin control se acrecienta exponencialmente. En las sociedades democráticas, los medios de comunicación representan ese contrapoder. Por eso, necesitamos más que nunca un periodismo independiente, de calidad y plural para evitar el monopolio ideológico y garantizar el derecho a una información veraz que consagra nuestra Constitución. De momento, nos queda la edición digital.

Otro fraude electoral

Los recortes que vienen serán de aúpa. Si no fuera así, por qué Mariano Rajoy deja la presentación de los Presupuestos Generales del Estado para el 30 de marzo, Viernes de Dolores (de muchos dolores que se ciernen sobre la población española), casualmente cinco días después de las elecciones andaluzas. Estaba cantado: el presidente no iba a interferir en la campaña del 25-M con un tijeretazo que va a dejar en pañales lo que viene haciendo desde que llegó a la Moncloa. Rajoy nos toma por tontos. Pretende ejecutar otro descarado fraude electoral, como ya ocurrió en las generales del 20 de noviembre. Entonces, entre otras muchas cosas, ocultó la subida de impuestos o la brutal reforma laboral que nos deja a los trabajadores en manos de los empresarios. ¿Qué tiene previsto hacer que no se atreve a darlo a conocer? Drásticas medidas que si se difundieran pondrían en riesgo las teóricas expectativas electorales de Javier Arenas. Ya nos cogen avisados. Esta vez no nos van a dar gato por liebre. Y, por supuesto, el candidato pepero sumará su cuarta derrota.

Foto.- El País.

Tragaderas

A Javier Arenas se le ha olvidado su tono reivindicativo desde el 20 de noviembre. Ahora ya sólo no defiende lo que nos corresponde a los andaluces, sino que traga con todas las agresiones, las injusticias y los recortes de derechos que impone Mariano Rajoy desde la Moncloa. Este vídeo que lanzamos hoy es una parodia de una verdad tan grande como una catedral. Ahora traga y traga con todo. Ahora Arenas ya no piensa que la subida de impuestos es un atentado contra el  sentido común ni le produce vergüenza ajena, ahora no alza la voz contra una reforma laboral salvaje y agresiva que nos hace retroceder a un marco de relaciones laborales predemocrático, ahora se esconde para no dar la cara ante los 40.000 dependientes andaluces que no podrán acceder a las ayudas tras la decisión de paralización de Rajoy, ahora no tiene la valentía política de enfrentarse a sus compañeros para que no nos hagan pagar por ir al médico o por la justicia, contra el lesivo copago, silencio cómplice… No se puede confiar en alguien que cambia de discurso y da la espalda a Andalucía cuando los suyos gobiernan en Madrid. Se estará preparando una vía de escape para cuando fracase por cuarta vez en unas elecciones autonómicas.

El temario del PP

Un vídeo que desnuda a los que llaman «enemigos» a los ciudadanos que protestan pacíficamente en defensa de sus derechos.

Un vídeo que censura la frivolidad y la inconsistencia de ciertos dirigentes de la derecha que nos quieren tomar por tontos.

Un vídeo que demuestra que el líder del país no tiene madera de líder. Ni madera ni siquiera astillas.

Un vídeo que retrata a políticos que llevan la mentira en su ADN.

Un vídeo que deja en evidencia a aquéllos que no ven más allá de sus cejas.

Un vídeo que nos muestra la soberbia de algunos supuestos estadistas.

Un vídeo que te hace reír por no llorar.

¡Pero en manos de quién estamos!

La cachiporra


La sociedad española ha dado muestras de una enorme madurez y templanza frente a la crisis que nos azota desde 2008. Hemos asumido la situación con entereza y altura de miras dada la gravedad del momento. Nuestro ejercicio de responsabilidad se puede calificar de mayúsculo. Lo que no pueden esperar nuestros actuales gobernantes es que la ciudadanía permanezca impasible mientras le recortan derechos, deterioran sus servicios públicos o se impone un nuevo marco de convivencia que acentúa el poder de los de siempre. Dentro de los límites del estado de derecho y desde el más elemental civismo, cabe todo tipo de protesta. Estamos en una democracia y el ordeno y mando sabe a rancio.

Junto estas letras después de la masiva respuesta ciudadana del domingo por la brutal reforma laboral impulsada por Rajoy y, sobre todo, tras la impresentable carga policial contra unos estudiantes que protestaban por los recortes en su instituto. Antes (con Zapatero) y ahora (con Rajoy) el pueblo tiene derecho a alzar su voz y movilizarse en defensa de sus derechos. La mala gestión de su ejecutivo autonómico, del PP para más señas, los tienen sin calefacción (foto). ¿O es que hemos vuelto a los tiempos en que Fraga defendía en que la calle es nuestra? La derecha embriagada de éxito ha ridiculizado la masiva protesta contra la reforma laboral y ha recurrido a la violencia desaforada contra unos estudiantes que manifestaban su descontento pacíficamente.

Si resulta desproporcionada la violencia aplicada contra los jóvenes, mucho más estridentes y reprobables son las palabras del jefe superior de la Policía de Valencia. Calificar de enemigos a los ciudadanos nos retrotrae a la época de los grises y de la brigada político-social. Las fuerzas de seguridad del estado están al servicio de la población y no son extensiones de ningún poder ni de ninguna ideología. No se puede hablar de simple metedura de pata ni de un desliz. Al mando policial le ha traicionado el subconsciente y le han aflorado sus sentimientos retrógrados más profundos. Un cargo policial con esos esquemas mentales no tiene hueco en un estado democrático. No tendría que tardar un minuto el ministro de Interior en proceder a su relevo y, de camino, destituir a la delegada del Gobierno en esa comunidad como responsable política del desaguisado.

Llevan dos meses y han vuelto los métodos de antaño, la seguridad de la cachiporra. La derecha se siente cómoda con la represión, disfruta con la imposición y repudia el diálogo. ¿Qué diferencia entre la brutal respuesta de Valencia y el tratamiento hace unos meses de las concentraciones del 15-M? Ya pedían mano dura entonces la caverna mediática y los sectores más reaccionarios. Y no sólo ha sido el episodio de Valencia, también se han cargado las tintas contra trabajadores municipales de Jerez o contra representantes del 15-M en la Universidad de Cádiz. Señor Rajoy, no son tiempos de represión, ni de destrucción del estado del bienestar, ni hacer recaer todo el peso de esta maldita crisis sobre la espalda de trabajadores y pensionistas. Es la hora de crear empleo y oportunidades para la gente. ¿Es el Palacio de la Moncloa una campana neumática donde se olvidan las promesas? Si se defrauda, la ciudadanía reacciona. Así son las reglas de este juego. Antes… y ahora.