Alaska posa desnuda en una campaña de dos organizaciones de defensa de los animales, PETA y AnimaNaturalis, en protesta contra las corridas de toros. A mí la fiesta nacional no me transmite nada. Me sitúo en la equidistancia: ni frío ni calor, no soy aficionado ni tampoco detractor, pero sí veo excesivo el sufrimiento al que se somete a un ser vivo tan bello como el toro bravo. La cantante expresa su rechazo a su manera contra la “crueldad de la tauromaquia”. Su verdad al desnudo. Eso sí con unos retoques de photoshop que realzan la estética y el atractivo del cartel.
Este desnudo es una forma de llamar la atención aprovechando la imagen de una famosa transgresora. Pretende ser un aldabonazo a nuestras conciencias. No es la primera campaña en este sentido. Rastreando por la red me he encontrado algunas imágenes anteriores con este mismo mensaje.
El debate sobre las corridas de toros aún no ha prendido en España . Los aficionados acérrimos consideran que las corridas cobran su sentido en nuestra cultura, en nuestras tradiciones más ancestrales, en la inyección de riqueza a nuestra economía y en supuestas cuestiones ecológicas como la no desaparición de la dehesa y del toro bravo.
La oposición, al menos activa, concita en la actualidad a una franca minoría. Potencialmente, la situación cambia de manera radical y el rechazo es masivo. “No tenemos derecho a hacer daño a nadie, ni a un niño, ni a un perro, ni a un toro”, señala Alaska. ¿Y quién no está de acuerdo con esta reflexión? Desde mi no beligerancia, creo coincidir con mucha gente que detestamos el espectáculo de sangre que rodea a cada faena que se le hace a un toro. Una encuesta de Gallup confirma que el 82% de los españoles de entre 15 y 24 años no se identifica con la fiesta nacional. ¿Se suscitará algún día un debate serio sobre la abolición de las corridas de toros?