El Makinavaja de San Telmo

El Gobierno de las derechas en Andalucía se rige por la máxima de «miente que algo queda». Ante la falta alarmante de gestión de un gabinete inerme y sin ambición, toda su producción se reduce a la creación de bulos bajo el mantra de la herencia recibida de la etapa socialista. Cero patatero en gestión y toda la maquinaria puesta al servicio de la producción de mentiras, patrañas y artificios injuriosos. Al frente de la fábrica de mercancía averiada para tapar las carencias de estos nueve meses inanes está Elías Bendodo, consejero plenipotenciario y manijero mayor del Palacio de San Telmo.

Bendodo es el muñidor de la propaganda. De la propaganda de peor estilo y que sólo pretende influir torticeramente en la opinión pública. No puede vender lo bueno de la gestión de su gobierno porque no hay nada a lo que sacar lustre. Dedica todas sus valiosas horas a engendrar falsedades sin importarle la verdad y el daño gratuito que pueda causar a determinadas personas. Opera con el cálculo y la flema de un killer (hablando en términos políticos). Es un profesional frío que cumple sin ningún sonrojo ni remoción de conciencia el papel que le ha correspondido. Todo un Rasputín, como lo ha definido Teodoro León Gross, un trilero institucional o el ministro de propaganda, en palabras de otros dos veteranos periodistas curtidos en mil batallas. Yo, con respeto, lo dejo en un Makinavaja de barrio pijo.

Se dedica a fabricar señuelos esperando que los medios de comunicación no le descubran la trampa y piquen. El último montaje, con tiro por la culata incluido, es el de las campañas de vacunación contra la gripe. La semana pasada acusó a la administración anterior de haber inflado la lista de vacunados para mejorar la posición andaluza en el ranking nacional. Hoy, en una nueva pirueta, sostiene que se han perdido 1,8 millones de dosis, valoradas en seis millones de euros, con datos manipulados que los periodistas no se han dejado colar. Le han descubierto la trampa. Sólo pretendía desviar la atención del lío que tienen montado en la sanidad pública. Con agentes del sector, muy próximos siempre al PP, que ahora están en la calle protestando por las carencias y reivindicando mejoras del sistema.

El Gobierno de las derechas debe pasar esta página tan mediocre del revanchismo. Y en lugar de gastar tantas energías para engañar a la gente, que se dedique de una vez por todas a trabajar. Si es que sabe…

Foto.- elplural.com.

Fe de vida

FE DE VIDA
Antonio Colinas

Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas)
sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas).
Ser sólo la brisa en la copa del pino grande,
el aroma del azahar, la noche de orquídeas
en las calas olvidadas.

Sólo permanecer viendo el ave que pasa
y no regresa; quedar
esperando a que el cielo amarillo
arda y se limpie de relámpagos
que llegarán saltando de una isla a otra isla.
O contemplar la nube blanca
que, no siendo nada, parece ser feliz.
Quedar flotando y transcurriendo de aquí para allá,
sobre las olas que pasan,
como un remo perdido.
O seguir, como los delfines,
la dirección de un tiempo sentenciado.

Ser como la hora de las barcas en las noches de enero,
que se adormecen entre narcisos y faros.
Dejadme, no con la luz del conocimiento
(que nació y se alzó de este mar),
sino simplemente con la luz de este mar.
O con sus muchas luces:
las de oro encendido y las de frío verdor.
o con la luz de todos los azules.

Pero, sobre todo, dejadme con la luz blanca,
que es la que abrasa y derrota a los hombres heridos,
a los días tensos, a las ideas como cuchillos.
Ser como olivo o estanque.
Que alguien me tenga en su mano como a un puñado de sal.
O de luz.

Cerrar los ojos en el silencio del aroma
para que el corazón —al fin— pueda ver.
Cerrar los ojos para que el amor crezca en mí.
Dejadme compartiendo el silencio
y la soledad de los porches,
la hospitalidad de las puertas abiertas; dejadme
con el plenilunio de los ruiseñores de junio,
que guardan el temblor del agua en las últimas fuentes.
Dejadme con la libertad que se pierde
en los labios de una mujer.

Según convenga

Nada que decir a la decisión del Gobierno andaluz de las derechas de hacer auditorías de las agencias y entes instrumentales de la Junta de Andalucía. Salvo que se ponen en marcha por imposición de Vox a sus socios, PP y Ciudadanos, y que es una iniciativa cargada de prejuicios y de leyendas urbanas construidas cuando los ahora gobernantes estaban en la oposición. Al final, el resultado final de este examen a lo que las derechas llaman despectivamente «administración paralela» confirmará que está bien dimensionada, que cumple y responde a su función de servicio público y que los 25.930 empleados (1.330 incorporados en los últimos meses, ya con el actual Ejecutivo) desarrollan su trabajo de manera encomiable por mucho que las fuerzas conservadoras los hayan puesto en entredicho durante tantos años.

Pero lo que es bueno para Andalucía no lo es tanto para Castilla y León. Allí, el gobierno también de perdedores formado por PP y Cs ha rechazado una propuesta de los socialistas, primer grupo en el Parlamento, de realizar una revisión de las empresas públicas para suprimir aquellas que se hayan «desviado» de sus funciones y mantener las que se consideren necesarias. Clara incoherencia de los partidos de derechas. Las mismas razones que esgrimen en Andalucía les valdrían para hacer lo propio en tierras de la meseta. Quiere decir que lo que están haciendo en estos pagos del sur obedece más a lanzar cortinas de humo para tapar su inacción, a seguir estirando el chicle de propaganda barata sobre la herencia recibida y a contentar a la extrema derecha que tanto necesitan para gobernar.

Y Ciudadanos, aquí y allí, de palmeros del PP, sin autonomía y dejándose robar la cartera… Cuesta abajo y sin frenos.

Foto.- La muy rentable Veiasa, una de las empresas públicas que sufre la manía persecutoria de las derechas.

Deslealtad

Ni siquiera que estemos en vísperas de elecciones vale como atenuante ante la deslealtad de la derecha. As usual, los partidos conservadores han arrojado por la borda la altura de miras y la necesaria unidad de acción de los demócratas en las cuestiones de Estado. Siempre actúan así cuando ocupan los bancos de la oposición (recordemos a Cristóbal Montoro y su deseo de que se caiga España, ya llegarían ellos para levantarla). La sentencia del procés y los disturbios de una minoría radical los han lanzado al pillaje electoral, a la caza del voto sin tener en cuenta las consecuencias para la convivencia. De Vox no cabe esperar nada: por criticar incluso han puesto en solfa hasta la propia sentencia del Tribunal Supremo. Pero de Partido Popular y Ciudadanos se presumía menos ventajismo, menos regate corto, y un cierre de filas, no un cheque en blanco, en torno al Gobierno. Como hizo sin fisuras el PSOE cuando el gabinete de Mariano Rajoy impulsó el 155 tras el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Pedro Sánchez pilotó entonces un apoyo socialista sin matices. Y hubo momentos de despropósito y desatino del equipo gubernamental del PP.

La actitud de las dos fuerzas conservadoras ahora deja mucho que desear. Las primeras palabras de apoyo al Ejecutivo socialista en un escenario especialmente complicado se las llevó el viento de las necesidades particulares. De nada ha servido que el Gobierno se haya encargado con moderación y firmeza de garantizar el cumplimiento de ley, de meter en cintura a los grupos violentos y de hacer posible la coordinación de todos los cuerpos de seguridad del Estado (Mossos incluidos), algo que no ocurrió hace dos años. La derecha ha aparcado sus deberes institucionales y ha sacado la calculadora electoral. Pablo Casado se ha deslizado por el tobogán de la ambición ante los cantos de sirenas de las encuestas. Los mismos sondeos que llevan a Albert Rivera a la desesperada, va como pollo sin cabeza, a ver si amortigua el batacazo que le pronostican. Entretanto, a España la dejan en segundo lugar. Y a Cataluña, como mera coartada de una estrategia miope y muy poco patriótica. Así es la derecha: haz lo que yo diga, no lo que yo haga.

Foto.– Efe. Sánchez y Casado, en la Moncloa hace seis días.

La deconstrucción o el amor

LA DECONSTRUCCIÓN O EL AMOR
Aurora Luque

Amar es destruir: es construir
el hueco del no-amor,
amueblar con milagros la pira trabajosa
echando al fuego lenguas, carne de ojos vencidos,
piel jubilosa, dulce, nucas saladas, hombros temblorosos,
incinerar silencios y comprobar la altísima
calidad combustible del lenguaje.
Hay estadios del cuerpo a cuerpo a cuerpo
que no alcanzaron nombre en el origen.
Y quién inventa hoy
vocablos para el quicio
fragante de una piel, nombres para los grados de tersura,
acidez o tibieza de un abrazo, quién justificaría
las palabras-tatuaje, las palabras tenaces como un piercing,
las palabras anfibias e ilegítimas.
El poeta ha dejado junto a cada palabra
lo que cada palabra le pidiera al oído:
derramarse indecible en otro cuerpo
o estallar en un verso como válvula.
El poeta, desnudo,
cuelga una percha en un árbol perdido
y las palabras van
al poema a vestirse.

* La andaluza Aurora Luque, almeriense radicada en Málaga, ha ganado el premio Loewe de Poesía 2019.

A cara descubierta

Esta vez, al menos, se han ahorrado la mascarada, el numerito de falso suspense. Vox no ha presentado siquiera enmienda a la totalidad al proyecto de presupuestos de Andalucía para 2020. La coyunda de las derechas con la extrema derecha se desarrolla a cara descubierta. Hace unos meses, para las cuentas de este ejercicio, los de Abascal mantuvieron la supuesta incógnita hasta el minuto antes de la votación, retirando su enmienda al presupuesto in extremis, aunque todo el mundo le habíamos visto el truco a los de Abascal desde el primer momento. Fue un ardid burdo que no sorprendió ni engañó a nadie.

En esta ocasión nos han evitado un patético tira y afloja con final feliz de comedia romántica de serie B. Al mismo tiempo, Partido Popular y Ciudadanos han demostrado que forman una unidad de destino en lo universal con los ultras. No había duda, nunca la ha habido desde que este gobierno echó a andar: son un 2 más 1, o mejor un 3 en 1, una unidad trinitaria de acción ya sin complejos, que ni se oculta.

Este ménage à trois va a dejar al partido naranja como el gallo de morón: sin plumas y cacareando. Y a los andaluces con unos servicios públicos seriamente perjudicados (un ejemplo: el presupuesto contempla el incremento de las listas de espera en sanidad), un saqueo permanente de las arcas públicas a través de medidas fiscales que solo para los muy ricos y una política timorata y sin ambición de fomento de empleo. Sin olvidar el retroceso en conquistas y libertades en materia de igualdad de género, lucha contra la violencia machista o en pro de la convivencia y la integración. Un mal camino el emprendido con unos presupuestos con el sello de la ultraderecha.

Foto.- El País. Marín (Cs), Moreno Bonilla (PP) y Hernández (Vox), celebrando la ópera bufa del primer presupuesto escrita con renglones torcidos por los ultras.

¡Sentencia!

Se han cubierto páginas y horas de radio y televisión, riadas de comentarios en redes sociales, desde la publicación sobre la sentencia del Tribunal Supremo sobre el ‘procés’ catalán hace apenas 24 horas. Y como siempre una imagen vale más que mil palabras, dejo una selección plural en lo ideológico de viñetas que diseccionan de manera incisiva y ácida este fallo histórico del alto tribunal: Peridis (El País), Idígoras y Pachi (El Mundo), Miki&Duarte (Grupo Joly), Ortifus (Levante), Puebla (ABC) y Pat Rocco (elplural.com).

Cuando el niño era niño

CUANDO EL NIÑO ERA NIÑO
Peter Handke

Cuando el niño era niño,
andaba con los brazos colgando,
quería que el arroyo fuera un río,
que el río fuera un torrente,
y este charco el mar.

Cuando el niño era niño,
no sabía que era niño,
para él todo estaba animado,
y todas las almas eran una.

Cuando el niño era niño,
no tenía opinión sobre nada,
no tenía ningún hábito,
frecuentemente se sentaba en cuclillas,
y echaba a correr de pronto,
tenía un remolino en el pelo
y no ponía caras cuando lo fotografiaban.

Cuando el niño era niño
era el tiempo de preguntas como:
¿Por qué yo soy yo y no soy tú?
¿Por qué estoy aquí y por qué no allá?
¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio?
¿Acaso la vida bajo el sol es tan solo un sueño?

Lo que veo oigo y huelo,
¿no es sólo la apariencia de un mundo frente al mundo?
¿Existe de verdad el mal
y gente que en verdad es mala?
¿Cómo es posible que yo, el que yo soy,
no fuera antes de existir;
y que un día yo, el que yo soy,
ya no seré más éste que soy?

Cuando el niño era niño,
no podía tragar las espinacas, las judías,
el arroz con leche y la coliflor.
Ahora lo come todo y no por obligación.

Cuando el niño era niño,
despertó una vez en una cama extraña,
y ahora lo hace una y otra vez.
Muchas personas le parecían bellas,
y ahora, con suerte, solo en ocasiones.

Imaginaba claramente un paraíso
y ahora apenas puede intuirlo.
Nada podía pensar de la nada,
y ahora se estremece ante a ella.

Cuando el niño era niño,
jugaba abstraído,
y ahora se concentra en cosas como antes
sólo cuando esas cosas son su trabajo.

Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba una manzana y pan
y hoy sigue siendo así.

Cuando el niño era niño,
las moras le caían en la mano como sólo caen las moras
y aún sigue siendo así.
Las nueces frescas le eran ásperas en la lengua
y aún sigue siendo así.

En cada montaña ansiaba
la montaña más alta
y en cada ciudad ansiaba
una ciudad aún mayor
y aún sigue siendo así.

En la copa de un árbol cortaba las cerezas emocionado
como aún lo sigue estando,
Era tímido ante los extraños
y aún lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y aún la sigue esperando.

Cuando el niño era niño,
tiraba una vara como lanza contra un árbol,
y ésta aún sigue ahí, vibrando.

* Peter Handke ha recibido esta semana el Premio Nobel de Literatura 2019.

Langostino party

La casa de los líos, capítulo 9.
LANGOSTINO PARTY

Un ciudadano ha tenido la santa paciencia de compilar los gastos que ocasionaron la celebración de una reunión del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el pasado 26 de marzo a través de reiteradas preguntas al portal autonómico de la transparencia. No ha sido un trabajo fácil. Como una hormiguita, ha tenido que ir preguntando consejería a consejería para conocer el personal que se desplazó y el dinero público que se destinó a esta reunión, que algunos han bautizado como ‘Langostino Party’. Para preparar este encuentro semanal, el gobierno de las derechas se concentró una tarde antes en el estuario del Guadalquivir a fin de dar cuenta de una suculenta cena en uno de los santuarios del marisco de la zona. Como fueron pillados in fraganti unas horas antes del lujoso banquete, se vieron obligados a pagar a escote el atracón de ricos productos del mar. Su intención era otra, pero se quedaron en este caso con el sabor del crustáceo gratis en los labios. Como escribí en su día, está más que justificado celebrar una reunión del Ejecutivo en Sanlúcar o en cualquier otro punto de Andalucía. Lo que parece un despropósito es irse una noche antes todo el gabinete y su séquito cuando se tarda una hora desde Sevilla, donde más de la mitad cuenta ya con vivienda pagada con nuestro impuestos por ser altos cargos de fuera de la capital andaluza.

Con perseverancia, este tenaz ciudadano ha conseguido reunir los datos de esta jornada de convivencia. No todas las consejerías han facilitado la misma información. Sin contar la factura de los políticos que se sientan en el Consejo de Gobierno (presidente, vicepresidente, diez consejeros y el viceconsejero de Presidencia), el desembolso público fue de 3.295,22 euros en concepto de dietas de manutención, alojamiento, peaje, locomoción y horas extras. La consejería de Fomento no ha ofrecido ningún gasto: o bien se desplazó por teletransporte o se ha saltado a la torera la obligación legal de hacer públicos los datos a la ciudadanía como marca la ley de transparencia.

El total de empleados públicos movilizados para el sarao del langostino fueron 41, 21 de ellos conductores. En este recuento no se tiene en cuenta por razones de seguridad los miembros de la Unidad adscrita del Cuerpo Nacional de Policía pueden acompañar a altos cargos de la Administración de la Junta de Andalucía en labores de protección y escolta. Como acreditan las cifras oficiales, el Gobierno estuvo bien arropado por personal de confianza y de sus gabinetes.

Sólo me queda rogar a este encomiable andaluz que ha reunido toda esta información de forma minuciosa y constante que siga en la tarea de fiscalizar a nuestros representantes públicos. Y si es posible, que insista para conseguir la factura total del ‘Langostino Party’, con todo lo desembolsado para cubrir la estancia de los barandas del Gobierno de las derechas, y tener una visión global de este desahogo en Bajo Guía. Nos sorprendería cómo disparan con pólvora ajena.

Foto.ABC. Llegada de los popes gubernamentales al afamado restaurante sanluqueño.

¿Cultura gratis?

Dejemos clara una premisa de partida: el acceso a la cultura ha de ser universal y, por consiguiente, nadie por razones de dificultad económica debe encontrar obstáculos para conocer, formarse y desarrollarse a través de la cultura. En este punto, hay una cierta unanimidad en todo el espectro ideológico. La cultura es un instrumento de transformación social y desde la instituciones públicas se ha de hacer todo lo que esté en su mano para que nadie se quede atrás en el disfrute de la cultura. Con ella y gracias a ella, se construyen sociedades más abiertas, más solidarias, más tolerantes, más avanzadas…

Ya no hay tanto consenso sobre la gratuidad o no de la cultura promovida desde instancias públicas. Resumiendo muchas las posiciones: hay una parte de la sociedad que sostiene que la cultura no debe suponer un desembolso alguno al ciudadano, la sitúa como un derecho fundamental como puede ser la sanidad o la educación públicas; otra que defiende que lo que no se paga, no se valora. Cada de esta posturas blande razones y argumentos de peso. Inclinándome por una visión aristotélica, quizá la virtud estén el punto medio: que exista una política de precios públicos justa y progresiva que obligue sólo a pagar en los espacios públicos a quienes pueden y bonifiquen a los sectores más vulnerables (jóvenes, estudiantes, parados, pensionistas con rentas bajas y familias en riesgos de exclusión, entre otros posibles).

Hago todo esta reflexión al hilo de la propuesta de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía de cobrar la entrada a museos, conjuntos arqueológicos y otros espacios de titularidad autonómica una entrada «simbólica» de 3 euros. En mi modesta opinión, como ex de este departamento, es una medida con la que es difícil no estar de acuerdo si lo recaudado va realmente a la conservación del patrimonio. Lo único es que hay garantizar el acceso universal con salvaguarda para los que más lo necesitan.

En la etapa que tuve el honor y la inmensa suerte de ser consejero de Cultura, ya planteamos en varias ocasiones el debate sobre la gratuidad o no de los espacios culturales y patrimoniales gestionados por la Junta de Andalucía. Es un asunto que hay que abordar desde el diálogo y el acuerdo y no con decisiones unilaterales. Por lo tanto, el primer paso sería promover una discusión rigurosa con los agentes culturales y alcanzar un consenso social y político en torno a una medida  que va en la línea en lo que se hace en cualquier parte del mundo. Ya en espacios gestionados por la Junta, como la Alhambra, se cobra a todos los usuarios, con descuentos a determinados grupos. También en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, pero un tarifario más asequible.

Antes de las elecciones del 2 de diciembre, el equipo socialista en la Consejería de Cultura habíamos analizado profundamente la situación y teníamos algunas ideas para poner sobre la mesa para la discusión: no cobrar por la visita a la colección permanente de museos ni conjuntos, sí poner un precio público razonable por las exposiciones temporales y actividades extraordinarias, que suponen un enorme esfuerzo del personal y también presupuestario (por ejemplo, las dos grandes exposiciones del Año Murillo en el Bellas Artes de Sevilla) y elevar la entrada hasta los 6 euros para los visitantes de fuera de la UE (actualmente pagan 1,5 euros, cuesta más el dispositivo humano y técnico para cobrar que lo que realmente se recauda).

Si finalmente el actual gobierno decide cobrar por entrar, está obligado a hacer un cambio profundo del modelo de gestión. Sólo los centros con gestión diferenciada o autónoma gestionan su recaudación, el resto, que supone la inmensa mayoría, se rige por el sistema de caja única y todo lo que se ingresa va a la cuenta general de la Junta. Queda mucha tela por cortar y si finalmente sale adelante esta medida, habrá que estar atentos que lo ingresado por cultura sea reinvertido en cultura y que no haya nadie que se quede sin cultura por razones económicas.

Foto.Diario de Sevilla.