Despedimos 2013 en unas horas. Un año que en lo colectivo ha sido un disparate. La austeridad a ultranza aplicada por el Gobierno de Rajoy por indicación de Merkel y la fatídica troika se ha cebado sobre la inmensa mayoría de la población española. Hoy somos más pobres que hace 365 días, nuestros salarios son más bajos, nos han arrebatado derechos y libertades y se ha agudizado la brecha de la desigualdad. Con la excusa de la crisis se han desmantelado o privatizado servicios públicos y se han impuesto recortes insoportables. Con la pírrica satisfacción de unos cuantos indicadores macroeconómicos que despuntan (aumento de las exportaciones y reducción de la prima de riesgo), se nos anuncia una inminente recuperación económica gracias a estos severos ajustes que nos han hecho retroceder varios lustros en derechos y en poder adquisitivo.
Con coartadas falsas y con ideología de derechas, se ha procedido a una demolición calculada del estado del bienestar y se está empezando a dinamitar el estado de derecho con proyectos y anuncios que jibarizan nuestra democracia. Ya están sobre la mesa leyes reaccionarias y de otras épocas de tinieblas como la de seguridad ciudadana para desincentivas con grandes multas las protestas ciudadanas (cabría mejor llamarla ley de orden público como la de tiempos preconstitucionales), le ley de seguridad privada, las contrarreformas educativa o del aborto… Estamos caminando hacia atrás como los cangrejos bajo la batuta de un Gobierno corrosivo y antisocial que se entrega a los poderosos y castiga a amplias capas de la población, un Gobierno que perdona 40.000 millones a los bancos y cruje a los más perjudicados por esta prolongada crisis ya sean dependientes, estudiantes con becas, trabajadores o parados, personas en riesgo de exclusión o desahucios, un Gobierno que sólo piensa en la contabilidad y abandona a su suerte a las personas.
En lo personal todo fluye razonablemente. (Lo digo bajito, casi susurrando, para que no se deshaga el encanto). En el ámbito familiar también se notan las consecuencias del mal momento económico que vivimos, hay que ajustarse el cinturón como en casi todos los hogares y apretar los dientes. El resto, quizá lo más importante, marcha: amor, salud y armonía en este clan diverso y geográficamente disperso. En lo político sigo en el mismo sitio con ilusiones renovadas y nuevas metas colectivas de la mano de la presidenta de la Junta de Andalucía. 2014 se antoja apasionante pero eso será materia de otro post.
Viñeta.- Erlich en El País.