El fichaje estrella del PP para estas elecciones, el acaudalado y elitista Manuel Pizarro, defiende recetas económicas que asustan al más pintado. Rajoy ha querido sacar un conejo de la chistera y ha colocado como su número dos a un peligroso tiburón.
El empresario tiene un pasado para echarse a temblar, al menos si nos atenemos a algunas de sus declararaciones que permanecen vivas gracias a esos grandes templos de contradicciones que son las hemerotecas. Van ahí una selección recogida del blog de Los Genoveses:
“El dinero no tiene patria” (1996)
“Los países que van bien –como Chile, por ejemplo– han logrado esos ajustes ahorrando, desregulando todo el régimen de la Seguridad Social, fijando sistemas de pensiones donde la gente está ahorrando toda su vida pero sabe que al final tiene una pensión digna. Y eso lo hace mucho mejor la iniciativa privada que la pública.” (1992)
«Lo que le ocurre a Europa es que ha perdido sus valores cristianos » (1996)
“El Estado, que se concentre en lo que tiene que hacer, que es atender a los minusválidos, los que no pueden valerse por sí mismos, los ancianos .Pero en todo lo demás el peso lo debe de llevar el ciudadano, no el Estado”. (1996)
«Lo que pasa es que para reducir los impuestos habría que reducir drásticamente el gasto público; ver qué tipo de Seguridad Social, transportes o prestaciones sociales nos podemos pagar y replantearnos si eso no estaría mejor gestionado por la iniciativa privada» (1992).
Ya sabemos que si el PP gana las elecciones en España nos llegaría el tío Paco (Manuel Pizarro) con las rebajas, por supuesto brutales y dirigidas a los que menos tienen. El que no pueda, que arree, que el mercado no pierde el tiempo con los débiles. Ni pensiones, ni sanidad pública, ni educación pública, ni becas… Pizarro aplica la ley de la selva: ñu o impala que se queda desvalido o se aparta de la manada, que se lo coma el león.
Europa ha perdido sus valores cristianos, dice el fervoroso y devoto empresario. Y él también. Podría practicar con el ejemplo y repartir parte de los 15 millones de euros (2.500 millones de las antiguas pesetas) que ha rebañado con el finiquito de Endesa con algunos creyentes que no llegan a fin de mes. Pero una cosa es predicar y otra dar trigo… El mercado es su catecismo y Adam Smith es su profeta.
Una última reflexión: si ha hecho política desde el mundo de los negocios (¡qué bien se ha manejado en la venta de la eléctrica!), ¿hará negocios desde la política? Veremos.