Vaya por delante que considero lamentable que se filtren datos de la Agencia Tributaria de Esperanza Aguirre o de cualquier otro ciudadano porque así se debilita la credibilidad de instituciones del Estado que nos tienen que ofrecer seguridad y confianza a todos. A partir de ahí, todo lo demás es un espectáculo montado por Esperanza Aguirre para presentarse como víctima en las vísperas de la cita de mañana con las urnas. No se tenía que haber dado la filtración de su IRPF porque cualquier aspirante a un cargo debería tener la obligación de hacer pública su declaración de renta, patrimonio y de bienes e intereses. Antes de presentarse y cuando abandone la vida pública. La transparencia es imprescindible en democracia. Una sociedad requiere políticos ejemplares y que rindan cuentas ante la ciudadanía. Así lo han hecho todos los candidatos socialistas como compromiso de claridad con sus convecinos. Quizá el berrinche que exuda la presidenta del PP madrileño sea porque se han conocido sus elevadas retribuciones por un trabajo tan vaporoso como el de ‘cazatalentos’. No se ponía tan enfadada cuando se han difundido las declaraciones de IRPF de otros, incluso se ha subido con frenesí al pelotón de las críticas… Y la pataleta contra Wyoming es ya la traca de fin de fiesta.