Mensaje envenenado de Aguirre

Llegó a la Presidencia de la Comunidad con el tamayazo, la compra de dos diputados socialistas para que no prosperara un gobierno de izquierdas, y se va con las sospechas de financiación ilegal del Partido Popular en Madrid a través de la trama de la operación Púnica. Y entre la presentación y el desenlace, el nudo del caso Gürtel. Esperanza Aguirre entró y se marcha (a medias) con un trasfondo fétido. Trece años de liderazgo en Madrid trufados de situaciones indeseadas. Esta nueva dimisión parcial (no renuncia a su acta de concejal en Madrid) se produce tarde y mal. Ya se verá si detrás de este inesperado movimiento hay un repliegue táctico para alejarse de nuevos escándalos en torno al PP madrileño. Varios medios de comunicación ya apuntan un nuevo caso en torno a adjudicaciones del canal de Isabel II.

Más allá de la vertiente judicial, en la dimensión política esta maniobra supone un torpedo a la línea de flotación de Mariano Rajoy. Aguirre le está marcando el camino, la puerta de salida. Un golpe imprevisto que coge el presidente en funciones muy debilitado y con nula credibilidad social y cada vez menos apoyos internos. Es un candidato amortizado y que carece de posibilidad alguna para superar una investidura y continuar en la Moncloa. Al día de hoy es un estorbo hasta para los suyos. Haga lo que haga Rajoy, nada apunta a que siga el ejemplo de su compañera Esperanza y asuma su responsabilidad política, el PP necesita una profunda renovación y regeneración para presentarse ante la sociedad española. Hasta entonces, lo mejor que le pueda pasar a este país es que este partido pase una larga temporada en la oposición.

Foto.Maldita Hemeroteca en Twitter.

¿Tamayazo a la catalana?

Leo en El País que Artur Mas busca disidentes de la CUP para seguir en el poder. No me ha extrañado esa publicación. Unas horas antes, comentaba con una periodista de una cadena de radio nacional la posibilidad de un atajo a la desesperada para salvar el pellejo del president en funciones, que cada día que pasa tiene más aspecto de cadáver político. Se me vino a la cabeza el tristemente famoso ‘tamayazo’ de 2003, la compra de dos diputados socialistas que impidieron un gobierno de izquierdas en la Comunidad de Madrid y facilitaron el acceso a la Presidencia de Esperanza Aguirre. No tiene por qué reeditarse una peripecia tan bochornosa. Son otros tiempos, otros actores y otro escenario político. Lo que sí coincide es que hay mucho en juego. El postpujolismo, término acuñado por Xavier Vidal-Folch, apura las pocas fechas que quedan para evitar la repetición de las elecciones. La soflama de Mas contra la formación anticapitalista, además de hurgar en la división interna, intenta mover el no a su investidura tras un largo, proceloso y complejo proceso asambleario. El president ha apelado al chantaje patriótico para romper la disciplina de voto en el seno de la CUP. Confiemos en que los diez diputados cumplan con el mandato que le han dado sus bases y no salte la sorpresa. Es lo que faltaría ya al histérico proceso de independencia iniciado por Mas y sus cuates. Sería toda una paradoja para los que quieren romper que Cataluña acogiera un episodio tan a la española. Tendría guasa un ‘tamayazo’ a la catalana.

¿Nostalgia del tamayazo?

Esperanza Aguirre llegó en 2003 a la Presidencia de la Comunidad de Madrid gracias al tamayazo, una operación turbia de compra de voluntades de dos diputados socialistas para evitar una coalición entre PSOE e Izquierda Unida que arrebató la Presidencia al socialista Rafael Simancas. Doce años después, no se sabe con certeza el autor material de esta maniobra antidemocrática que torció la voluntad del pueblo de Madrid pero no cabe duda que permitió que la derecha retuviera el poder con malas artes. Doce años después, los resultados de las elecciones municipales han deparado un contexto parecido en el Ayuntamiento de Madrid y de nuevo con Aguirre sin la mayoría suficiente para gobernar.

En algunos medios de corte conservador se está alentando la rebeldía de concejales socialistas para que la jueza Manuela Carmena, de Ahora Madrid, no llegue a la alcaldía y que la ex presidenta de la comunidad retenga el bastón de mando en manos del PP. Las insinuaciones de ciertos rotativos y de opinadores ultras erizan la piel. ABC titula ‘ingenuamente’ que «un solo voto de los 9 ediles del PSOE daría la alcaldía a Aguirre». Ya, matemáticas hemos estudiado. Cualquier ciudadano sabe hacer las cuentas y conoce desde el 24 de mayo que el resultado final en la capital de España se decantó hacia la izquierda por un único edil. Desde entonces, hemos visto manifestaciones de movimientos ultras de la derecha al grito de ‘Madrid no es comunista’ y con el brazo en alto en estilo falangista ante la sede del PSOE, declaraciones desafortunadas de la aspirante del PP sobre soviets y partidos que quieren romper la democracia, medios haciendo partidismo metiendo miedo ante el escrutinio arrojado por las urnas. Esperemos que no haya nadie con notalgia del tamayazo de hace doce años. Lo que decida el pleno del próximo 13 de junio, sea del signo que sea, será la plasmación de lo que han querido los ciudadanos con su voto. Así es la democracia.

Foto.El Mundo. Simancas y Aguirre.