Presidente

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Hoy me toca hablar de mí. Con moderación y sin alharacas, por supuesto. Este post va de mi vida de militante del PSOE. Casi sin darme cuenta me he convertido en presidente de la Agrupación Centro de Sevilla dentro de la candidatura liderada por Bernardo Bueno. La asamblea de anoche (aunque acabó en la madrugada de hoy) se vivió con la intensidad y la pasión de los grandes momentos. La sede de la calle Castillo Lastrucci era un hervidero, la gente rebosaba y ocupaba la vía pública. El frío húmedo de la capital hispalense no hizo bajar en ningún momento la temperatura política. Todo transcurrió con orden y elegancia, necesaria en unas elecciones internas a las que concurrimos compañeros y compañeras que tenemos que seguir siéndolo después del recuento del último voto. El escrutinio deparó el triunfo de Bernardo Bueno sobre la candidatura de Mercedes Gordillo por una treintena de votos. Fin de fiesta con besos, abrazos y achuchones. Así, como el que no quiere la cosa, me encuentro en la Presidencia de mi agrupación. En un pispás estoy en un puesto que suele ser de prestigio y de reconocimiento a una trayectoria política. Espero estar a la altura de la encomienda. Ojo, que me siento muy joven para ese cargo… ¡Que no me jubilen tan pronto! (Foto Diario de Sevilla)

Breve transición musical con Joaquín Sabina para abordar un asunto menos gratificante.

P.D. Acabo de salir de la Comisión de Control y Seguimiento de RTVA (Canal Sur) en el Parlamento de Andalucía con la adrenalina disparada. El PP ha puesto todas sus artillerías apuntando al nuevo director general de la cadena, Pablo Carrasco, sin respetar los protocolarios cien días de cortesía, pero sobre todo sin solvencia, sin ningún argumento de peso, sólo agresividad por consigna. Javier Arenas quiere mantener su estrategia de descrédito y desprestigio contra la RTVA, a la que considera una pieza clave, un ariete fundamental en su política de crispación y bronca. Por eso, al más puro estilo camorrista, emplea la amenaza preventiva a través de la insidia y la mentira para coaccionar, acogotar y condicionar en su quehacer a los profesionales de la casa, incluido el flamante director general. Y es que la derecha sólo está cómoda con los medios pesebres o dóciles, si no arremeten contra ellos. Así entienden el pluralismo y la libertad de expresión.