El show de Rita Barberá

Escuchar a hoy a Rita Barberá producía sonrojo. Se ponía la ex alcaldesa delante de los focos en un día señalado, complicado para irse de rositas. Todos los medios daban cuenta de parte del sumario judicial de la Operación Taula con las grabaciones de su compañera del partido y el consistorio María José Alcón sobre el blanqueo de dinero para financiar las actividades del PP en la capital valenciana. La edil reconoce que las prácticas de su formación «eran corrupción política total». Pues Rita ni se ha inmutado. Como si oyera llover. Ha comparecido con humos, menos que cuando era la todopoderosa alcaldesa y la mejor según Rajoy, pero demasiados para el manto de sospecha que rodea su gestión y cerca a su partido. Y en lugar de dar explicaciones sobre los indicios que la llevarán a declarar ante el Tribunal Superior de Justicia de su comunidad, se ha empleado a fondo en el ‘y tú más’, con especial inquina contra Andalucía y el PSOE, para no hablar de sus propias vergüenzas. En este caso, la mejor defensa no era un buen ataque. Todo lo contrario. Esa maniobra chusca supone una demostración de la debilidad y del nerviosismo ante una instrucción judicial que está poniendo en evidencia que el PP iba ‘dopado’ a las elecciones en Valencia. En un estado de derecho, hay que respetar la presunción de inocencia, la de Barberá también, ya hablará el poder judicial y determinará responsabilidades penales si existen. Ahora bien, desde un punto político la antigua mujer fuerte del PP (hoy en la rueda de prensa comparecía sola como la una) no debería seguir ni un solo momento ocupando en cargos públicos. Y más cuando está cobrando un buen sueldo como senadora sin salir de su casa, hoy es el tercer día que pisa su puesto de trabajo en dos meses. Se creerá que el cargo y el salario son suyos. Santa Rita, Rita, Rita, lo que se da no se quita. ¡Qué espectáculo! Esta semana empiezan las Fallas… ¿A quién purificará el fuego? De momento, el PP ya arde…