Hacia una sanidad mercantilista

La sanidad deja en dos días de ser un derecho universal en España y se convierte en una mercancía. El sábado entra en vigor la nueva y regresiva legislación del Gobierno de Rajoy en materia de sanidad pública. La exclusión de una serie de colectivos, especialmente los inmigrantes sin papeles, da paso a un modelo mercantilizado (el modelo del aseguramiento) y abre la puerta a la progresiva privatización del sistema público. Esperemos que el Tribunal Constitucional ponga coto a este atropello.

Dejar fuera del sistema a determinadas capas sociales presenta más inconvenientes que ventajas. No es sólo una cuestión humanitaria o de incumplimiento de la Constitución española (y el Estatuto de Autonomía de Andalucía), que evidentemente lo es. Conviene destacar dos elementos que engarzan con el pragmatismo que preside esta sociedad cada vez más individualizada y egoísta: excluir a determinados grupos puede generar problemas de salud pública (por ejemplo, si se producen brotes infecciosos entre personas no aseguradas y no se atienden, se pone en riesgo al conjunto de la población) y no mejora la gestión ni se produce ahorro de dinero público (lo que no se previene en atención primaria, son complicaciones y más gasto en atención hospitalaria).

Por tanto, es lógica la reacción conjunta de cuatro autonomías (precisamente las no gobernadas por el PP: Andalucía, Asturias, Canarias y Euskadi) de dar plantón a la ministra Mato y levantar la voz contra esta marcha atrás en nuestras conquistas democráticas. Tampoco  dejará sin atención a los sin papeles Cataluña y Navarra habilitará una línea de ayudas para no penalizarlos. Incluso una comunidad con gobierno popular, como es Castilla y León, se sale del guión que le marca Moncloa y mantendrá la cobertura universal. Desde el sábado, 153.000 inmigrantes irregulares tendrán acceso a la sanidad pública dependiendo de la comunidad en la que residan. En algunos sitios sólo tendrán tendrán derecho exclusivamente a las urgencias, la maternidad y la atención infantil hasta los 18 años.

PD.- Hace unos días, se podía leer un interesante artículo en El País de Joan Benach, profesor de Salud Pública: Avanzar al pasado: la sanidad como mercancía. (De lectura obligatoria).

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