El panfleto

Hay obligaciones que se sufren en silencio, malos tragos que hay que beber rápido y de una vez como el aceite de ricino, encomiendas que van ligadas al puesto y se aceptan sin rechistar. Me estoy leyendo por exigencias del guión el libro de Paco Rosell, director de El Mundo en Andalucía, Treinta años de nada. Anatomía del Régimen andaluz, publicado por Almuzara. Rosell ha recopilado todas sus obsesiones en este volumen, que viene a ser un compendio de sus iterativos artículos dominicales. El título sintetiza a la perfección su mirada maniática de la autonomía de Andalucía y su resentimiento hacia el presidente de la Junta. El hilo conductor de toda la monografía consiste en desacreditar las tres décadas (a fecha de hoy, son 26 años y medio) de gobiernos socialistas, los logros de esta gestión, los avances incontrovertibles de una tierra que se ha enganchado a la locomotora del progreso desde los andenes del subdesarrollo y, especialmente, busca mancillar y denostar la figura de Manuel Chaves. El maximalismo que inspira sus puntos de vista devalúa o destroza el producto final. Es una ofensa para la inteligencia de la inmensa mayoría resumir en el conjunto vacío un periodo fructífero y de mejora sin paliativos de nuestro bienestar. No reconocer ninguna aportación, ninguna bonanza, ningún mérito de la acción política de los socialistas demuestra la perspectiva sectaria con la que interpreta la realidad. Ganaría la obra en credibilidad si ofreciera las luces y las sombras del proyecto autonómico, avances incontestables y puntos negros por resolver. Se refugia en sus virtuales negros nubarrones y orilla los grandes días de sol, oculta deliberadamente los aciertos y amplifica los errores o los malos momentos. Nadie se puede equivocar siempre. Rosell hace una radiografía sin fundamento científico, escribe desde el burladero de los prejuicios, del tremendismo, de la obcecación y de la monomanía. Aplicando el viejo y aciago adagio del periodismo de ‘no dejes que la realidad te cambio un buen titular’, dibuja un sistema político entre la dictadura de Idi Amin en Uganda y una república bananera. Puro surrealismo, un panfleto de 349 páginas.

Conozco bien a este periodista de origen manchego (fue mi director en Diario 16 Andalucía durante cuatro años hace ya un tiempo). Creo que su ofuscación con el actual presidente de la Junta de Andalucía enraíza con motivo de la negociación en 1994 a tres bandas (Chaves-Javier ArenasLuis Carlos Rejón) para elegir al director general de la Radio Televisión de Andalucía; su nombre fue vetado desde las filas socialistas. Desde entonces su acritud y su análisis fanático e intransigente se han ido incrementando en progresión geométrica. Lo comprobamos todos los días en el rotativo y se ofrece concentrado como las pastillas de caldo en este volumen.

foto-libro-rosellP.D.- Incorpora el libro un curioso anexo fotográfico. Voy a regalarle una fe de erratas por si saca una segunda edición de este mal llamado ensayo. En el pie de la foto de Chaves y Fidel Castro, además de los juicios de valor que no comparto, se deslizan algunos gazapos objetivos: la instantánea no corresponde a 2005 sino a 1997, y la camiseta del Betis se la regaló al entones presidente cubano mi amigo y periodista Javier Moreno, en aquella época en Europa Press, y no el jefe del Gobierno andaluz. Y lo digo con conocimiento de causa, estaba allí como enviado especial del moribundo Diario 16 Andalucía y aún guardo el negativo (la copia en papel la he perdido) de una imagen que dio la vuelta al mundo firmada por Efe. Inmortalicé ese momento con una humilde cámara compacta. También tenemos una grabación de esa entrevista de Castro y los periodistas que cubríamos el viaje: nos la facilitó a todos como recuerdo Reyes Lama, compañera de TVE.

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