Se nos amontona el trabajo para cuando el Partido Popular pierda las elecciones generales en unos meses (sea en septiembre con las catalanas o en noviembre-diciembre agotando la legislatura). Son muchos los compromisos colectivos contraídos por la oposición en este periodo negro de rodillo reaccionario del PP: derogar la reforma laboral, la reforma educativa, la reforma local o la ley de Seguridad Ciudadana, la conocida como ley mordaza, entre otros proyectos recalcitrantes. La derecha está haciendo un gran estropicio en derechos y libertades públicas que costará mucho recuperar. El destrozo es prácticamente total y la tarea que nos queda por delante, ingente pero ilusionante.
El retroceso que ha dado este país con la mordaza del PP es tremendo. Parece que a la derecha le produce alergia la libertad y los derechos recogidos en la Constitución. Se dan muchos golpes de pecho para luego pisotear determinados preceptos de nuestra carta magna. ¿Por qué tiene tanto pavor la franquicia de la gaviota a que los ciudadanos puedan expresar libremente su pensamiento, su crítica, a que ejerzan su derecho de manifestación y de expresión? Una sociedad avanza más y es más sólida cuando se crea masa crítica. Pero con la falsa coartada de la seguridad, la derecha está metiendo la tijera en las libertades y recuperando conceptos que nos retrotraen a tiempos retrógrados como la arbitrariedad, la falta de seguridad jurídica y la coacción ciudadana. Viejos usos que no tienen cabida en la España actual.