Mala memoria

A Ignacio González se le había olvidado que había comprado un ático en Marbella valorado en 770.000 euros. Como si fuera un hecho tan cotidiano como adquirir la barra de pan o un litro de leche en el supermercado. Quizá para determinadas élites el ajetreo de la compraventa de inmuebles lujosos supone una actividad ordinaria. El repentino flash de memoria le llega justo el día en que muchos medios de comunicación informan de que una jueza de Estepona, a instancia de la Fiscalía anticorrupción, ordenara a la Agencia Tributaria investigar a quien corresponde la propiedad de ese dúplex de 500 metros en una urbanización exclusiva marbellí.

Rodrigo Rato tuvo un bloqueo mental el día en que compareció en los juzgados por el descalabro de Bankia. Sea por el mal trago o por el miedo escénico de pisar los tribunales, no recordaba todos los detalles que rodean su gestión en la entidad financiera intervenida por el Estado para salvarla de la quiebra. Hoy nos anticipa El Mundo que el vicepresidente del Gobierno en la etapa de Aznar ha enviado un escrito al juez que lleva el caso rectificando algunos extremos de su declaración. Ahora admite que si tenías negocios personales con el asesor que llevó la salida a Bolsa de Bankia. Con tanto trajín, negocios privados, idas y venidas de organismos internacionales, sueldos millonarios, fichajes de estrella de fútbol, ora Bankia, ora Movistar, es lógico que no se tengan frescos todos los detalles.

De otros se apoderado una súbita amnesia. ¿Quién es Luis Bárcenas? En el PP nadie conoce ahora al que fue su todopoderoso tesorero durante lustros. Y menos desde que se ha conocido que durante años ha tenido un capital en Suiza. Hasta 22 de millones distraídos del control del fisco y conseguidos de manera sospechosa. Esa información obra en poder del juez que investiga la trama Gürtel en la Audiencia Nacional. En la cúpula del PP se desentienden. Carlos Floriano, su secretario de organización, se encoge de hombros. A el ministro De Guindos le faltó preguntar Luis ¿qué? Años defendiendo la inocencia de quien ha llevado las finanzas peperas, pagando su defensa y dejándole ocupar un despacho cuando no era ya tesorero o dándole una salida con un escaño en el Senado. Hoy ya nadie se quiere acordar que todo este tejemaneje se gestó con Bárcenas en la sala de máquinas de la calle Génova.

Y lo que el viento se llevó. Palabras de María Dolores de Cospedal a modo de profecía autocumplida: “¿Vosotros os imagináis que de un presidente o presidenta del Partido Popular se hubiera sabido que ellos, algún familiar o sus predecesores del mismo partido tienen dinero fuera, lo han evadido, se han quedado con dinero que no era de ellos y que se hablara de cuentas corrientes en Suiza?”. Y contestó al auditorio que asentía: “¿A que yo ya habría tenido que dimitir?”.

Una recomendación para los desmemoriados: el tradicional consumo de rabillos de pasas o al más moderno método del braintraining.