Examen friki

Me sugiere mi bloguero amigo Pepe Contreras que me pronuncie sobre el ejercicio teórico de las recientes oposiciones para las 23 plazas de la categoría de redactor que estaban en liza en la Radio Televisión de Andalucía (RTVA). Se ha montado, y con razón, una buena escandalera entre los aspirantes por lo estrafalario, inapropiado o insustancial de algunas o muchas preguntas. Sinceramente, creo que tienen argumentos los que se sienten decepcionados o cabreados por una prueba tan friki después de tantas horas de estudio. La UTE compuesta por Standby Consultores y Grupo Actual Soluciones y Recursos se ha cubierto de gloria en su debut como examinadores. No ha estado a la altura y tendrá que rendir cuentas ante la agencia pública empresarial. En unas recientes declaraciones a Europa Press, ya tildaba de poco afortunada la confección del test por parte de la UTE que se hizo por concurso público para la asistencia técnica integral de las oposiciones. A medida que se van conociendo más detalles del cuestionario, me parece que se puede hablar de patinazo o desatino. Me consta que RTVA exigirá explicaciones y las consiguientes responsabilidades, si fuera menester, a la adjudicataria. La UTE tiene que asumir sus errores. Ha tenido una gran oportunidad y ha hecho aguas. Es conveniente que cada palo aguante su vela y no aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para arrearle cera a la Junta, que nada tiene que ver en este asunto. Considero un error el intento del Partido Popular de politizar un asunto meramente administrativo del ente autonómico. No tiene sentido culpar al Gobierno andaluz del cuestionario, como tampoco recurrir a los tribunales por el hecho de que se haya incluido una pregunta (absolutamente infumable, por cierto) sobre el nombre de la ministra francesa que un diario marroquí vinculó sentimentalmente con el ex presidente José María Aznar. RTVA ha realizado un gran esfuerzo por la transparencia, la limpieza y la igualdad de oportunidades en las oposiciones, pero los ganadores del concurso público no han estado a la altura de las circunstancias. Querer elevar el tiro no es más que aprovecharse de los trenes baratos y seguir con la estrategia de desprestigio que tiene diseñada el PP contra la Junta y también contra Canal Sur, una de las grandes obsesiones de Javier Arenas. El nuevo director general de RTVA, Pablo Carrasco, comparecerá la semana que viene ante el Consejo de Administración para informar sobre el proceso de oposiciones. Supongo que tendrá la oportunidad de arrojar luz en ese delicado asunto que tanto malestar ha generado entre los aspirantes. Éstos están en su derecho de presentar una impugnación si ven vulnerados sus derechos. Hoy la harán efectiva en el registro de RTVA. Esperemos nuevos acontecimientos.

Foto: De Raúl Caro, en el Blog de Pepe Contreras. Concentración de opositores para definir acciones de protesta.

Desde mi escondrijo

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Tengo la impresión de que a Javier Arenas no le gustó el post de ayer. Era de esperar, tampoco buscaba regalarle los oídos. Pretendía desde la ironía y el sarcasmo desnudar la doble moral con la que suele actuar en política. Como yo soy poca cosa, un simple diputado de la tropa, utilizó a un emisario para zarandearme dialécticamente y no sólo en el plano político. Y no ofende quien quiere, sino quien puede. Me hago eco de las declaraciones recogidas por la agencia Europa Press de ese intermediario, Ricardo Tarno, a la sazón vicesecretario general del PP andaluz, que se revuelve con furia y acidez:

Calificó de «soez el estilo con el que se maneja el diputado Miguel Ángel Vázquez desde sus escondrijos digitales». «Menos mal que todos conocemos la trayectoria chaquetera de este singular diputado que ha pregonado su periodismo de independencia, seguramente necesitado de ser más pelota que nadie, y que ha flirteado con todas las fuerzas políticas, incluidas ésas a las que ahora insulta hasta encontrar su feliz acomodo a la sombra de Luis Pizarro, por lo que aconsejo a Chaves que se cuide de ello», aseveró el dirigente popular.

Sólo unas consideraciones a estas palabras de este nuevo Castelar:

  • Entiendo el juego de la política. Unas veces das y otras recibes. Ésa es la dinámica. Me considero un buen encajador. Si me apuran, hasta me gusta que el PP me dé caña. Y no es que sea masoquista.
  • Admito que este modesto blog no tiene un tráfico desmesurado. Es una bitácora personal y discreta, una de las muchas que se encuentran en la gran constelación que es la blogosfera. Pero hablar de «escondrijo digital» demuestra un profundo desconocimiento por parte del compañero Tarno y una falta de respeto a los muchos blogueros que establecemos redes sociales a través de Internet.
  • Me veo obligado a enarbolar, sin arrogancia  y con recato, la bandera de mi honestidad y decencia profesional. He ejercido durante 17 años de periodista en distintos medios y en gabinetes de comunicación. No me ha ido mal, nunca me ha faltado el trabajo. No soy yo el más apropiado para enjuiciar mis aciertos o mis fracasos, de todo hay. En mi ejercicio de informador político siempre he dejado la ideología (de izquierdas, desde que tengo uso de razón) en mi casa, he actuado con deontología y ética, como ha de ser, simplemente he cumplido la obligación que ha de imperar en el quehacer de un periodista. Además de una larga etapa en el sector del metal, cuando menos atesoro un humilde currículum y una trayectoria digna en los medios de comunicación. Una profesión (o vocación) a la que tendré que volver cuando se agote mi paso transitorio por la política (tengo que comer y para ello trabajar en lo que sé). Otros, verdad señor Tarno, sólo han vivido y viven al calor y cobijo de los cargos públicos.

Que siga la fiesta. Ni me arrugo ni me escondo. Doy la cara con convicción en lo que creo. Y haré valer mi derecho a la libertad de expresión en todo momento, guste o no a alguna gente.

Tila para Arenas

Debería estar Javier Arenas agradecido en la medida que sus adversarios políticos se muestran preocupados por su salud, su estado emocional, su momento personal. Se ve al líder de la oposición enredado por la ansiedad, desencajado e irritable consumiendo con desenfreno las últimas caladas de su vida política. Como buenos samaritanos, sus rivales le están (le estamos) recomendando mesura, sosiego, que acuda a la consulta de un terapeuta que lo auxilie en ese torbellino que lo tiene atrapado. O que recurra a remedios caseros: una infusión de tila o valeriana también atempera los ánimos. En lugar de aceptar estas humildes sugerencias de sus antagonistas, Arenas se revuelve como animal acorralado despejando estos consejos generosos con querellas y demandas judiciales. Sus circunstancias lo tienen de los nervios. Sabe que se la juega todo a una carta en 2012, sería su cuarta y última oportunidad para asaltar la Presidencia de la Junta después de tres sonoras derrotas ante Manuel Chaves, si es que llega a la recta final de esta carrera, pues una eventual caída de Mariano Rajoy lo arrastraría al abismo. No hay que olvidar que en la última pugna en el seno del PP ha puesto todos los huevos en el mismo canasto. Está el hombre muy alterado y se parapeta en la judicialización de la actividad política para tapar sus carencias. Ayer se conoció que el Tribunal Supremo ha admitido a trámite una demanda del dirigente del PP contra el número dos del PSOE de Andalucía, Luis Pizarro, por llamarlo «matón de discoteca» y ahora la quiere ampliar por unas declaraciones en la que el socialista lo emplaza a que vaya al psiquiatra (se habrá animado un poco más con la injusta condena a Luis García Montero por un delito de opinión). Paradojas de la vida. El pirómano se enoja y monta un 2 de mayo porque alguien enciende una cerilla. En un simple repaso de las hemerotecas se saca una lista interminable de improperios, insultos y descalificaciones de representantes de la derecha contra Chaves. Al presidente de la Junta lo han calificado de asesino, de dictador, de cacique, de mandarín, de tener las manos manchadas por la corrupción, de tener el corazón corrompido por el odio al PP, cobarde… Suma y sigue. De estas gracias pronunciadas por él o sus manijeros nunca ha dicho nada. El principal instigador de la bronca en Andalucía tiene la mandíbula de cristal. Actúa como el bravucón que se envalentona y cuando se le planta cara, se arruga y se esconde detrás de las faldas de la maestra o de las sotanas de los curas. Arenas, el famoso querellator, es el principal artífice del nivel de decibelios del debate político andaluz. Es más, es el que jalea a los suyos desde su escaño en el Parlamento. Resulta patético observar a alguien que aspira ser jefe del Gobierno andaluz comportarse como un alborotador, como un energúmeno, increpando a todo adversario que toma la palabra en la casa de soberanía popular, un trabajo que, en todo caso, debería hacer otro de sus correligionarios. Se espera otra actitud de un político que aspira ser alternativa desde hace muchos lustros. Ahora, cuando recibe una ración pequeña de su propia medicina, se escandaliza, sobreactúa y se envuelve en el victimismo. A estas alturas ya no engaña a nadie. Donde las dan…

Despedida

Azulejos de Juan Ramón Jiménez

El luminoso sol de otoño le hizo un guiño en su último adiós. Moguer refulgía entre rayos tibios, que espantaron el frío del alba, y paredes de cal blanca. Ayer fue un día de despedida. La vida es una moneda en cuyo envés aguarda la muerte. Se fue poco a poco, anunciando su retirada mientras se consumía como una vela, difuminado rato a rato su imagen de mujer fuerte, activa y con disposiciones. A los que se van, hay que recordarlos, no se puede hacer más (descansa en paz, tía Mayor), a los que se quedan hay que cuidarlos y dedicarles atención. Creo en el hoy y aquí, me parecen una quimera el mañana y los paraísos divinos, sean de la confesión que sean. En situaciones como ésta se fortalece mi alianza con el carpe diem. Cada mañana, cuando me despierto, confío en disfrutar el mejor día de mi vida… Y así cada amanecer.

Foto: Azulejos con un poema de Juan Ramón Jiménez ubicado en el cementerio de Moguer.

Trabajar en Canal Sur

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Se han venido celebrando en los últimos días las pruebas teóricas para cubrir un centenar de plazas de diferentes categorías profesionales en la Radio Televisión de Andalucía (RTVA). Es el último paso para concluir con el proceso de estabilidad en el empleo pactado por empresa y los sindicatos mayoritarios (CCOO y UGT, pero con el rechazo de los minoritarios CGT y el Sindicato de Periodistas). Coincide en el tiempo esta prueba de acceso a Canal Sur con los movimientos corporativos de muchos trabajadores de los medios en demanda de un trabajo decente. Y parece que la agencia pública empresarial es el destino deseado de muchos profesionales. La avalancha de opositores confirma esta tesis. En todas las categorías se ha registrado overbooking en el examen, pero me ha llamado la atención el aluvión para ganar una de la veintena de plazas de periodistas. No he conseguido el dato exacto de concurrentes, si bien hablan de tres mil postulantes en busca de un puesto en las redacciones de La Nuestra. En un sector tan castigado como éste, Canal Sur es un oasis: un salario digno, una condiciones sociolaborales envidiables y la garantía de estabilidad. Los opositores parecen que no han atendido a los cantos de sirenas del PP, que se desgañita sin éxito criticando encarnizadamente al supuesto aparato de propaganda del ‘régimen’. La prueba teórica para los periodistas ha sido exigente. Se detectaba malestar y enfado por la dureza de las sesenta preguntas en un repaso aleatorio a muchos y muchas colegas que aspiraban a ocupar algunas de las plazas. A mal tiempo, buena cara. La tropa se lanzó a renglón seguido a los bares de la Alameda para ahogar las penas después de semanas de estudio y del disgusto por el tenor del cuestionario. Entramos en la etapa de la incertidumbre. A esperar las listas y cruzar los dedos para ver quién pasa a la segunda fase, el concurso de mérito.

Callar

Callar
Juan Gelman, Mundar (2004-2007)

Una ola de amor que
va de mi cuerpo al tuyo es
una humana canción.
No canta, vuela entre
tu boca y mi verano
bajo tu sol. El calendario no
tiene esta noche o fecha en su papel.
El manantial de vos
cae como vino en la copa
y el mundo calla sus desastres.
Gracias, mundo, por no ser más que mundo
y ninguna otra cosa.

Volver a Cortadura

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Mi orilla

Me asomo con delectación
a ese pretil de espuma y salitre,
el viento frío del norte me golpea
en la cara, la humedad se adhiere
a las oquedades de mi cuerpo, el sol tibio
de otoño apenas contrarresta
este zarandeo térmico, más los tímidos
escalofríos se disipan
ante su majestuosa presencia,
me dejo llevar por un irresistible deseo,
el rumor se apodera de mis sentidos,
está ahí, delante, inmenso, busco la línea
del horizonte a través de una pradera
esmeralda con ribetes blancos,
un tapiz rizado por un soplo
gélido y caprichoso,
pido asilo en tu orilla.

Volví ayer a la playa de Cortadura, a un lado el océano, el mar abierto, y al otro la Bahía, un delgado istmo que une Cádiz con San Fernando. Llegué después de participar en el pleno institucional del Parlamento de Andalucía celebrado en la Isla para conmemorar que hace 198 años, en 1810, una reunión de diputados aprobaba, por primera vez, en el Teatro de las Cortes de esta ciudad la libertad de prensa e imprenta. A continuación, fui con una parte de la manada (así llamo a la pandilla de compañeros y compañeras que compartimos ocio, además de actividad política) a comer al Ventorrillo del Chato, a pie de mar, como se observa en la foto. Mesa y sobremesa de categoría en un entorno paradisíaco. Son muchos los recuerdos que se me agolpan en mis saturadas neuronas. Pero me quedo con uno: ese mar atlántico que me transmite paz, al que siempre me gusta volver.

Másters del Universo

No llevan ni armaduras de metales nobles ni espadas láser. Son los másters del Universo, los señores del dinero. En esta foto están todos los que son, los grandes gurús (¿o quizá especuladores?) de las finanzas internacionales. Desde izquierda a derecha, George Soros, James Simons, John Pailson, Philip Falcone y Kenneth Griffin, durante su comparecencia de ayer ante la Cámara de Representantes de EE UU para aclarar su responsabilidad en la crisis internacional que preocupa a la inmensa mayoría y que está desquiciando a la economía planetaria. Y no sólo son los culpables de las turbulencias, sino que en este río revuelto se han puesto las botas y han engordado sus ya opíparas cuentas bancarias. En este sistema capitalista neoliberal que se está viniendo a pique, unos cuantos se forran y el resto nos repartimos las migajas. Y lo que es peor, los desarrapados nos peleamos por un miserable puñado de céntimos. Quién sabe si al final esta crisis nos conducirá a un mundo mejor y más solidario. Ya hemos descubierto que éste no es el camino. No creo que tropecemos otra vez en la misma piedra.

Estoy con Luis (II)

 

La condena injusta contra Luis García Montero ha provocado una cadena de apoyos y solidaridad hacia el poeta y profesor de Literatura de la Universidad de Granada. Una reacción lógica ante una sentencia cuando menos pintoresca por un delito de opinión en una sociedad democrática como la española. Luis respondía a través de un artículo publicado en El País, hace poco más de dos años (14 de octubre de 2006), a una sarta de barbaridades reiteradas hasta la saciedad, amparándose en la libertad de cátedra, por un compañero de departamento. No creo que de su contenido se desprenda o justifique un varapalo contra la libertad de expresión, un derecho fundamental que García Montero ejercía para restituir agresiones contra personajes célebres y reconocidos como Federico García Lorca o Francisco Ayala o restañar su propio honor. Más que ganar adhesiones a mi visión subjetiva de este roce dialéctico entre el poeta y su compañero talibán prefiero que leáis el texto y que extraigáis vuestras propias conclusiones. Eso sí, el artículo, como siempre, es una delicia.  

Lorca era un fascista

La defensa de la libertad necesita al mismo tiempo de la prudencia y de la firmeza. La prudencia sirve para evitar que la firmeza se convierta en dogmatismo y temeridad. La firmeza, por su parte, ayuda a que la prudencia no se transforme en miedo, irresponsabilidad y autocensura. El esfuerzo por asumir la libertad de expresión de los demás, aunque los demás divulguen barbaridades, obliga a entrar en litigio, a batallar con valor en nombre de las propias razones y a denunciar sin pelos en la lengua los disparates que se presentan en público como opiniones libres. Soy contrario a limitar la libertad de expresión de los tontos indecentes, porque cualquier recorte puede abrir el camino a la censura injustificada y al control del pensamiento. Pero esta defensa de todo tipo de libertad de expresión obliga a dar la cara y a ser muy tajante de vez en cuando. No me estoy refiriendo a los miedos y a las autocensuras inaceptables provocadas por las amenazas del fundamentalismo islámico, sino a las teorías de un profesor perturbado de la Universidad de Granada, José Antonio Fortes, que lleva años lanzando disparates sobre los alumnos y contra algunos de sus compañeros. No es raro que aparezcan por mi despacho alumnos compungidos para preguntarme con sigilo y vergüenza si es verdad que García Lorca era un fascista. Los alumnos erasmus, que vienen a Granada desde diferentes países de Europa para estudiar literatura, pueden llevarse la sorpresa de que un profesor les explique, sin ningún tipo de dudas, que García Lorca reproducía formas ideológicas fascistas como poeta y como director populista de La Barraca. Así que a García Lorca lo mataron los suyos, los de su mismo bloque ideológico. Todo esto se afirma como verdad científica, en nombre de la Universidad de Granada. Si un profesor de geografía enseñase que Londres es la capital de Marruecos, sería tratado de loco, sin que pudiese defender sus tonterías en nombre de la libertad de expresión. Pero la literatura es terreno menos firme, y los disparates parecen no tener fronteras.

Este profesor, en nombre de la Universidad de Granada, con un vocabulario marxista de cuarta fila, muy cercano al delirium tremens, analiza el prólogo de Francisco Ayala a La cabeza del cordero como prueba irrefutable de que el escritor granadino fue un aliado del fascismo español franquista. Ni la toma de postura de Ayala durante la Guerra Civil, ni sus años de exilio, ni su obra inmensa en favor de la libertad y en contra de la dictadura, evitan que el escritor centenario sea tratado como un pequeño burgués tramposo, cómplice objetivo de la represión. Si García Lorca y Ayala son triturados con esta indecencia, nadie puede estar libre de sospechas, y desde luego no salen indemnes otros ciudadanos de las letras granadinas. Los triunfos que como escritor no ha tenido José Antonio Fortes son prueba fidedigna de la calaña ideológica de autores con más fortuna. Antonio Muñoz Molina, por ejemplo, al escribir contra «aquel memorable derrumbe del 11-S» actuó como siervo del capital para justificar el terrorismo de Estado. Las opiniones de Antonio Muñoz sólo se comprenden por la deuda que contrajo con el poder a la hora de entrar en la Real Academia de la Lengua. Yo soy más servil que Antonio, porque sin haber entrado en la Academia, parece que también defiendo, con mis artículos en este periódico, el terrorismo de Estado. Tan peligroso soy que, según las últimas investigaciones de Fortes, profesor de la Universidad de Granada, causé junto a Álvaro Salvador el suicidio de nuestro íntimo amigo Javier Egea, quien no pudo resistir los pactos escandalosos que firmamos con el capitalismo para triunfar en la literatura. Durante años, en clase y por escrito, ha despreciado a mi padre, a mi mujer y a mis amigos. Supongo que todos seremos deleznables. Pero quizá sea hora de que la Universidad de Granada ponga a este perturbado en su sitio. Sólo así salvaremos, con prudencia y con firmeza, la libertad de expresión.

Foto: Diario Público.

Estoy con Luis

Luis Garcia Montero, con José Manuel MariscalSe puede decir que no conozco a Luis García Montero. Me lo presentó un compañero de escaño, José Manuel Mariscal, en el Feria Internacional de Libro de Guadalajara en 2006. Más allá de ese breve intercambio protocolario, sólo tengo noticias de él por su obra literaria, sus artículos de prensa, sus inquietudes políticas (un poco, sólo un poco, más a la izquierda que yo) y los ecos de su labor docente en Granada. Ya he confesado varias veces en este blog mi admiración hacia su producción lírica, hace apenas unos días reproducía uno de sus poemas, mi preferido por más señas. Esta introducción sólo pretende indiciar la subjetividad con la que me voy a manifestar en las siguientes líneas. La vida es compromiso, me espantan las actidudes tibias que sólo buscan nadar y guardar la ropa. Pues bien, Luis García Montero acaba de sufrir un revés judicial. Un tribunal lo ha condenado por injurias con publicidad por la aparición de un artículo en el que llamaba perturbado a un profesor de la Universidad de Granada, además colega de facultad, de cuyo nombre no quiero acordarme como escribió Cervantes, para contrarrestar una serie de aseveraciones y acusaciones de este individuo contra su persona. He oído esta mañana al poeta en el programa ‘La hora de Andalucía’, de Tom Martín Benítez en Canal Sur Radio. Lo he notado abatido, resignado, con los brazos caídos, tanto que piensa dejar al final de curso su plaza en la Universidad para no compartir claustro con este elemento. La condena (no es más que una multa) ha sido un duro golpe, excesivo por ejercer la libertad de expresión y de defensa propia contra un radical que lo había zarandeado públicamente en las aulas con imputaciones deleznables y artillería ruin. Unas lidenzas contra Luis (llegó a acusarlo de ser el culpable del suicidio de un amigo porque el poeta hipotéticamente se habría vendido al capitalismo), su familia (catalogó al padre por ser militar como intrumento del aparato represor del franquismo) y también contra Federico García Lorca (lo califica de fascista). No quiere recurrir la sentencia. Estoy convencido que en otras instancias judiciales prosperaría esa alegación. Me quedo atónito de que haya jueces que fallen en asuntos de opinión y más aún en casos tan irrelevantes y justificados como éste. Es más, en el ámbito de la política ocurre todo lo contrario: las descalificaciones, las ofensas y los insultos, incluso las injurias, se consideran lógicas de la contienda entre partidos. En este momento, sólo pretendo expresar mi solidaridad y mi apoyo incondicional a una persona de tanta altura moral e intelectual como García Montero. Luis estoy contigo.

Foto: Luis García Montero, con José Manuel Mariscal.